Todos los hombres son criaturas de Dios (Mar. 16:15) y necesitan del evangelio para ser adoptados como hijos de Dios (Jn. 1:12).  A pesar de tan grande bendición, muchos no buscan al Dios verdadero (Hech. 17:27) pues prefieren algún otro “padre” a quien servir y adorar.  Esto se hace aún más notorio cuando los hombres buscan el origen de su existencia.

Es muy evidente que la mayoría de las personas está dispuesta a creer cualquier teoría de los orígenes, siempre y cuando esta teoría no implique a un Creador sensible, Omnisciente y Todopoderoso.  Por ejemplo, ya se ha vuelto común el oír que la vida en la tierra es producto de la acción de extraterrestres.

 

¿Padres extraterrestres?

Aprecio la honestidad de varios que aplican la premisa más básica de que sólo la vida engendra vida, porque la materia inerte no puede engendrar la vida, pero desapruebo la filosofía extraterrestre como el origen de la vida en la tierra.

Si la vida en la tierra fue traída o formada por pequeños hombrecitos verdes, ¿cómo comenzó la vida de estos extraterrestres? ¿Acaso otros extraterrestres crearon a los extraterrestres? ¿Acaso fueron otros seres aún más poderosos los que, a su vez, originaron la vida de los seres superiores que engendraron la vida de los extraterrestres quienes, a su vez, engendraron la vida en la tierra?  ¿Hasta dónde llegará el límite de eslabones creadores en semejante teoría fantasiosa? 

¡Que gran inconsecuencia de los que afirman que la creencia en el Dios de la Biblia es un tontería!  Pero estos “científicos” que tildan de “tontería” la creencia en un Creador Omnipotente, no tienen ningún problema en creer que la vida proviene de “otros mundos” donde viven “criaturas superiores”, los pequeños hombrecitos verdes, los “dioses” de estos científicos-filósofos. 

 

¿Padre cometa?

Otra teoría de los orígenes, recientemente muy popular, ha captado la atención de varios, y de ahí tenemos el título de este artículo.  El corresponsal de ciencia para el “UK Telegraph” informó recientemente que científicos de la NASA replicaron el impacto de un cometa y demostraron que los aminoácidos, los bloques de construcción de la vida física, podrían haber sobrevivido a la ola intensa de calor en la caída y colisión de un cometa con la tierra.  Además, los investigadores de la NASA han concluido que el agua, la energía y los aminoácidos se unieron en una sopa primordial para formar las proteínas, lo cual podría haber ocasionado las primeras reacciones químicas para la formación de las primeras proteínas.

Como podemos notar, la teoría del cometa no implica la obra de extraterrestres para la formación de la vida en la tierra.  De hecho, el “cometa creador” no requiere de seres sensibles para la formación de la vida en la tierra.  En síntesis, la teoría del cometa creador alega que la vida provino de la no-vida.  Según esta teoría se requirió de un cometa que cayó a gran velocidad, un poco de agua, casualidad y tiempo.  Esta combinación de circunstancias coincidieron para la puesta en marcha del proceso evolutivo, del cual viene toda la vida que nos rodea, del cual el hombre es una consecuencia material.

Ciertamente, la teoría del “cometa creador” tiene un problema tácito, los investigadores basan su fe en lo que “podría” haber sucedido, lo que “podría” haber ocasionado un cometa semejante.  Esta teoría es una especulación más. Y en otras palabras, los investigadores no tienen idea de lo que realmente sucedió, pero creen que la vida “podría” haber sido producida por un supuesto cometa que colisionó con la tierra.

Estos “investigadores” no han investigado con honestidad, ellos “investigan” negando el poder y diseño de un Ser divino, pero creen que es posible que la vida provenga de un “cometa creador” su padre celestial inanimado.  Al parecer, no somos nosotros, sino ellos los que deben recordar lo que es “ciencia” y lo que es “especulación filosófica”.

Cuando Cristo enseñó a sus discípulos a orar, él dijo Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre(Mat. 6:9).  Pero, de acuerdo a varios “científicos”, debemos nuestra existencia, no a un Padre en los cielos, sino a un cometa celestial. Dice el necio en su corazón: No hay Dios(Sal. 14:1).

Hay evidencia contundente de la existencia de Dios: Los cielos cuentan la gloria de Dios, Y el firmamento anuncia la obra de sus manos(Sal. 19:1).  El hombre puede saber de la existencia de Dios por la revelación del divino poder en la naturaleza que Dios diseñó (Rom. 1:19-20).  Ahora bien, si no hubiese otra evidencia de la existencia de Dios, la propia “biblioteca” del genoma humano es suficiente para probar el “diseño inteligente”.

Aquellos que desean evitar la responsabilidad personal frente a un Creador Eterno, continuarán atribuyendo al Cosmos una variedad de causas y eventos necios.  Mientras tanto, los creyentes en la Biblia seguirán consolándose con el hecho de que Dios hizo los cielos y la tierra, y todo lo que en ellos hay. 

Todos los hijos de Dios, podemos orar con confianza Padre nuestro que estás en los cielos(Mat. 6:9), mientras otros prefieren tener un “padre-creador cometa”.

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