Los trutros enteros de pollo que se expenden en supermercados traen un pedazo de piel que pertenece lisa y llanamente a la rabadilla. Y cómo no, si es más rentable vender esa piel al precio del kilo de trutro. Eso sucede porque su corte no está normado y queda entregado a “las buenas prácticas de manufactura”.

Pollos saturados de agua con sal (marinado), trutros con trozo de pata, peso de las bandejas de plumavit  incluidas en el peso neto, y pedazos de piel que corresponden a partes más baratas; y “la autoridad sanitaria”, bien gracias.

¡Hasta cuando los productores de pollo van a seguir abusando de los sufridos y resignados chilenos!

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