• Los cerros llamaron la atención de Marco Roldán, quien desapareció escalando precisamente uno de ellos: el Cancana
Crédito fotografía: 
Lautaro Carmona
Lugareños de donde desapareció hace cinco años este joven trasandino se encojen de hombros y prefieren no hablar del tema y menos mencionar a quien estaría imputado tras su desaparición.

Cuando en el verano del 2013, Marco Roldán tomó la decisión de venir a Chile, especialmente al Valle de Elqui, a conocer las bellezas y tranquilidad de la cual le habían hablado, su familia no imaginó nunca que su espíritu aventurero lo llevaría en un viaje sin retorno.

El joven llegó a nuestro país lleno de ilusiones y perspectivas personales y turísticas junto a su amigo Mario Olivera, en lo que sería el punto de partida que lo llevaría a otros lugares del mundo, como Perú y México.

A su llegada a la zona se dirigió, junto a su amigo, a la localidad de Pisco Elqui en la comuna de Paihuano y de ahí a otra localidad cercana, Cochihuaz, que fue donde definitivamente se le perdió la pista tras escalar el cerro Cancana.

Luego de recorrer por algunos días la zona, donde se hizo de algunos amigos de paso, se hospedaron en el Camping Río Mágico. Fue la mañana del día 6 de enero, cuando se decidió junto a su amigo Mario, con quien llegó a Chile proveniente de Córdoba y un amigo francés que habían conocido en el valle, de nombre Frederic Deltour, escalar el Cerro Cancana. Desde ese día todo ha sido misterio. Nadie sabe ni arriesga a señalar qué pasó con el joven.

Según relataron testigos de la época los tres emprendieron la escalada y solo regresaron dos. ¿Qué sucedió con Marco Roldán? Nadie sabe explicarlo y ni las policías han podido esclarecer los hechos, solo se conocen retazos de esta historia que a cinco años hoy tiene un imputado y del cual, hasta el fiscal que lleva la causa evita hablar.

En el camping y parque Río Mágico  fue el último lugar en que pernoctó Marco Roldán antes de que desapareciera el 6 de enero de 2013.

 

EL ÚLTIMO HABITANTE EN VERLO CON VIDA

Según los relatos, entrevistas y declaraciones que se han hecho en la investigación, la última persona en ver con vida a Marco Roldán es Juan Manuel Troncoso.

De acuerdo a declaraciones periodísticas que ofreció por esos días Troncoso, dijo que vio a los tres jóvenes cuando pasaron frente a su casa y le preguntaron cómo se podía acceder al cerro Cancana. El lugareño y guía turístico les dijo que no había permiso para acceder, pero que si ellos iban cerquita podían pasar y les dio las explicaciones pertinentes para una expedición pequeña.

Juan Manuel Troncoso declaró en esa ocasión que “querían acceder porque les habían dicho que era un cerro energético, potente. Les di las indicaciones para que hicieran una excursión corta”. Luego narra que vio pasar a uno de los tres jóvenes que venía de vuelta y posteriormente al ciudadano francés. Esa misma tarde y en los días siguientes ayudó en la desesperada búsqueda que se inició, subiendo varias veces el cerro, pero no encontraron rastros de Marco Roldán.

Su amigo Mario Olivera, en declaraciones posteriores narró que decidió volver porque su estado físico no le permitió seguir subiendo. “Íbamos a subir un poco y bajar, era una aventura corta, por eso no llevamos ni tanta agua ni tantas cosas, yo los seguí y es ahí cuando resbalo y caigo. Yo tenía unas zapatillas que no eran adecuadas para eso. Entonces yo dije que me iba a volver. Ahí Marco me ayudó a subir hasta la mitad del camino, me ayudó cuando me había caído, ahí le dije que no sabía si iba a continuar, Marco siguió trepando con el francés”, declaró a Chilevisión.

Desde ese fatídico 6 de enero de 2013 todo lo que ha rodeado al caso ha sido misterio y nada concreto que pueda dar luces de lo que ocurrió efectivamente con Marco Roldán, a quien sus amigos lo recuerdan como jovial, culto, tranquilo, equilibrado, como una bonita persona.

EL CASO Y EL MIEDO EN LA ACTUALIDAD

Los padres de Marco Roldán en la actualidad tienen una pequeña luz de esperanza, luego que en declaraciones que hicieron a comienzos de abril del presente año a medios informativos argentinos, el fiscal regional, Adrían Vega, habría imputado al propietario del camping donde se alojó por última vez Roldán, desde donde se le perdió la pista el 2013.

En efecto, en diligencias realizadas la Fiscalía habría imputado a un residente de Cochihuaz, por la eventual responsabilidad en la desaparición de Roldán, pero el fiscal Adrián Vega ha evitado referirse a tales diligencias en las dos ocasiones que lo hemos contactado.

En la actualidad, el misterio se ha seguido agudizando, pero se ha sumado un nuevo factor: El miedo, ya que muchos de los que entregaron antecedentes en el pasado, especialmente a la prensa, hoy temen hablar.

En un recorrido realizado por un equipo periodístico de diario El Día, con todas las personas que se tomó contacto, nadie quiso referirse al caso ni tampoco al eventual imputado.

El primer sentimiento que manifestaron al consultarles sobre quien ha trascendido está requerido por la justicia, es de temor. “Yo no voy a hablar de eso, pregúntele a los vecinos del pueblo”, fue la respuesta de un lugareño, que atina a escabullirse rápidamente.

Una vez en el Camping Río Mágico, donde habría alojado Roldán y su amigo Mario, el acceso se ve vacío y no hay nadie que atienda, caminamos por los alrededores del acceso tratando de encontrar a algún dependiente o al propietario, pero solo se siente la brisa del viento a esa hora, pasado el mediodía. Es en ese momento cuando se acerca un hombre y nos advierte que nos retiremos. “No es prudente que estén acá, es mejor que se vayan, el dueño es muy complicado y no le gustará verlos por aquí”, señala y se retira.

En la localidad  rural de Cochihuaz sus habitantes no quieren referirse a quien eventualmente ha sido imputado en el “Caso Roldán”.

 

Las situaciones de temor a hablar se repiten en los habitantes de Cochihuaz. “No me pregunte sobre eso, acá cada uno se preocupa de su metro cuadrado, no estamos preocupados de lo que hacen los vecinos”, indica otro habitante.

Una mujer que riega con una manguera se resiste a entregarnos algún antecedente sobre la persona a la cual la fiscalía habría imputado, “él es muy jodido, no me pregunte nada a mí”.

Ante la insistencia y evitar que nos acerquemos en demasía a ella mientras esparce el agua con la manguera, nos dice que le hablemos sin mirarla, que miremos hacia el cerro para hablar, porque no quiere que la vean vecinos o quienes están cerca. En voz baja indica que “frente al colegio lo ubican, ahí vive”, señala, agregando “pregúntenle a los vecinos, acá todos saben lo que pasó”. Momentos después, cuando volvemos a pasar por el lugar, la mujer ya no estaba y la casa mantenía todo cerrado.

En definitiva, el común denominador de los residentes es el temor, sin que pudiesen explicar a qué o a quién le temen.

El fiscal regional tampoco ha querido referirse al caso.

EL DOLOR PERSISTE

En un contacto telefónico en  Argentina se pudo ubicar a Luis Roldán, padre del desaparecido joven, pero éste declinó referirse a pormenores del caso en la actualidad, pero se preocupó de sostener que estaban contentos con el fiscal Adrián Vega, ya que sería el único que ha avanzado en la investigación.

Luis Roldán señala que su esposa Cándida se quedó en Chile y que el dolor por la desaparición de su hijo persiste, que en la esperanza de que haya novedades ella permanece en nuestro país. En declaraciones hechas hace algún tiempo, Cándida, madre de Marco, señaló a medios chilenos que “es tremendamente difícil poder mantener la calma, te invade la desesperación y no sabés qué hacer y quisieras salir corriendo a buscar a Marco. Es muy duro, después de tanto tiempo no saber nada”.

 

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