Señor director: hoy escribo para comunicar mi frustración frente al sistema educativo y las desigualdades que este presenta. Sabemos que sin educación no somos nada y aun así nuestro gobierno y la ciudadanía siguen acrecentando la brecha educacional a diario.
Como estudiante de enseñanza media de un colegio particular subvencionado, perteneciente a una institución católica, he tenido la oportunidad de conocer diferentes realidades, tanto en actividades socioculturales como al convivir con mis compañeros y compañeras, pero jamás, hasta la pandemia, las realidades de cada uno fueron tan determinantes para su educación personal. Por otro lado, al ser hija de una de las profesoras más antiguas de mi colegio, he visto cómo se replantea su misión a diario. Los profesores están colapsados, entre adecuaciones, correos, evaluaciones, etc., pero ahí siguen, levantándose más temprano que nunca y acostándose más tarde que nadie, para que los padres reclamen, mayoritariamente, con argumentos inconsistentes. Además, estamos los estudiantes, quienes no valoramos, participamos, ni respondemos con responsabilidad al proceso detrás de cada actividad.
Yo creo que es suficiente, el gobierno debe implementar medidas significativas que logren ayudar a la comunidad educativa, los padres y apoderados/as deben aportar empáticamente al proceso educativo de sus hijos/as, y los alumnos/as deben participar e interesarse en su propia educación con mayor compromiso.
Para finalizar, solo quiero recalcar que existe una brecha importante, que hay desigualdades, que el estado debería hacer algo para descentralizar el país y mejorar la calidad de la educación en todos los niveles, pero mientras eso no ocurra, no sigamos perjudicándonos y mejor ayudémonos entre todos, como miembros del sistema educacional, y seamos empáticos, amables, alegres y responsables, aliviemos la carga y hagamos de esta nueva experiencia una oportunidad para mejorar.
Martina Riveros Escobar, estudiante de III medio del Colegio Alberto Pérez, Institución Teresiana.