Estimado Sr. director: Me complace dirigirme a usted en esta carta para manifestare mi opinión sobre la supuesta “crisis” que está viviendo la iglesia. Quiero empezar contándole que el propósito de esta institución es acercarnos a la doctrina del camino de la salvación y la vida eterna. Además, trata de que nos amemos y respetemos los unos a los otros, siendo un mensaje puro y limpio, que debe ser seguido por cuenta propia y no porque alguien más lo siga. Pasando a lo contingente, no es noticia para nadie que la iglesia ha estado rodeada de muchos escándalos y controversias, haciendo que las personas pierdan la confianza en la institución. Quiero recordar que la iglesia es santa, nosotros no somos puros, de hecho ninguna persona lo es, todos hemos pecado en algún momento de nuestras vidas, por lo tanto, encuentro que es un grave error generalizar a todos e incluir a Dios en asuntos impuros, además de recordarlo sólo en los malos momentos. Por lo tanto, encuentro que cada persona debería revisar sus conductas y corregir las que no considera correctas y así, poco a poco lograremos cambiar la sociedad y la iglesia no será manchada, al igual que Dios. Me pregunto ¿Por qué todos se fijan en los errores que han cometido algunas personas de la iglesia y no en los que dan su vida para servir a los demás? Le estaría profundamente agradecida si usted pudiera hacer llegar este mensaje a sus lectores. Desde ya, muchas gracias. Se despide cordialmente Constanza Macarena Patricia Rehbein Cárdenas. Rut: 21.321.380-6

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