Con motivo de la Conmemoración de la Matanza del 1° de mayo, que significó la muerte de trabajadores que luchaban por una jornada de 8 horas diarias, permítanme expresarles:

1.- Mi deseo de que siempre tengan un trabajo adecuado a su vocación, que consideren digno y que sea remunerado de manera justa.

2.- Mi pesar por todos quienes, al margen de cuál sea su nivel de formación, se encuentran sin trabajo y que incluso han perdido las esperanzas de mantener a sus familias como quisieran y de colaborar al país, con el esfuerzo laboral de cada día.

3.- Mi decepción por todos aquellos que, después haber laborado durante toda su vida (ya sea en situación laboral remunerada o sin retribución salarial alguna, como en el caso der la mujer dueña de casa y otros, llegan a tener una vejez con una retribución indigna, tano de parte de la sociedad en su conjunto como de parte del Estado.

4.- Mi solidaridad para con los trabajadores que, como los docentes de la Sociedad de Instrucción Primaria, se encuentran en huelga el día de hoy bregando por mejores condiciones de trabajo y/o de remuneración.

5.- Mi deseo de que todos los jóvenes que se están formando para el ingreso al mercado laboral puedan tener oportunidades de trabajo acordes a sus anhelos.

6.- Mi deseo de que los inmigrantes que han llegado a Chile dejen de padecer condiciones laborales próximas a la esclavitud y de vivir en el hacinamiento. De que sean acogidos e incluidos a nuestra comunidad en condición de verdaderos seres humanos. 

 Por último, mi tristeza por la manera en que se ha desvirtuado esta importante conmemoración, para convertirla en una fiesta, según siempre fue el deseo de los sectores políticos que se han olvidado de los pobres y de quienes laboran en condiciones injustas y denigrantes.

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