Cuando se habla de vida silvestre nos imaginamos bosques, ríos, montañas, animales silvestres como ballenas, pumas o pudúes. Sabemos que tienen un valor intrínseco por el solo hecho de existir y formar parte de los equilibrios ecosistémicos. Celebramos su belleza. Sin embargo, desconocemos la gran importancia que tiene para el ser humano; sustenta nuestra existencia, economía, desarrollo social y, además, representa un activo global de gran valor para las generaciones presentes y futuras. El turismo, recreación, productos alimenticios, calefacción, controladores biológicos, productos farmacéuticos y otros servicios ecosistémicos como la polinización, regulación hídrica, o calidad del agua son algunos de los beneficios que obtenemos de ella sin mayor esfuerzo y, sin darnos cuenta o preocuparnos por su conservación, pues creemos que es infinita. Lo cierto, es que el hombre ha deteriorado sistemáticamente la vida silvestre llevando a muchas especies de flora y fauna a la extinción. La destrucción de los bosques, la contaminación del agua, la caza indiscriminada, la sobre explotación de los recursos marinos y la introducción de especies exóticas son algunas de las causas antrópicas que han hipotecado la existencia de la vida silvestre y la nuestra.Hay que reaccionar y ser conscientes que nuestro actual accionar nos está destruyendo. No podremos sobrevivir sin la naturaleza, por eso, es imperativo conservarlaJavier Cabello StomConsejo Regional Archipiélago de Chiloé Colegio Médico Veterinario (Colmevet)