Digamos no a la destrucción de calle Ohiggins, mirador natural del puerto de Coquimbo.

La belleza de nuestro querido puerto está en las casas que miran desde siempre hacia nuestro mar. Lo primero y lo último que vemos es ese mar que desde niños aprendemos a querer y temer al mismo tiempo. Las casas, nuestras calles que con orgullo y choreza cuelgan del cerro, nuestros zig zag que subimos con paso cansino, en esos recovecos está la esencia de nuestro querido puerto de Coquimbo.

Lamentablemente unos pocos en cuatro paredes, como quien prepara un robo, como tantos robos en este país sin memoria, quieren construir una carretera en nuestro cerro que mira al mar y borrando de un plumazo toda esa belleza que hace famoso a nuestro puerto de Coquimbo en Chile y el mundo, en aras de una modernidad mal entendida, que tiene olor a negociado más que a una obra de adelanto.

Digamos no, y ese no lo escucharán desde hoy hasta que desistan de destruir lo poco que nos queda, nuestro mirador natural, nuestro cerro, que es la insignia de nuestro puerto de Coquimbo.

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