La acción que perpetraron estos sujetos, efectivamente debe ser duramente sancionada por el municipio. Sin embargo, la rotura de árboles y el desinterés por el cuidado del entorno, es algo frecuente en el sector céntrico de la ciudad. Lo sucedido el viernes pasado fue un hecho alarmante y notorio, por la magnitud del desastre. Yo me pregunto cómo el municipio, observando a grupos dentro de la población adolescente y juvenil que tienden a la destrucción y el rechazo por el cuidado del medio, no ha tomado medidas más eficaces para proteger las especies. Profundidad en la plantación y cercos de fierro con una elevación pertinente que evite el asecho de los transeúntes en cualquier horario, permitiría que los árboles crecieran, fortalecieran su tronco y elevaran su copa para sostenerse en el tiempo y hermosear el entorno. Obviamente el gasto es considerable, pero creo que a la fecha hubiera sido más rentable optar por esta solución que el gasto efectuado por todas las especies que han sido, deben ser y deberán ser repuestas al corto mediano y largo plazo. Desafortunadamente el municipio no es el modelo más exacto en lo que a interés y cuidado por las áreas verdes y el medio ambiente se refiere. Uno de los tantos casos que vale la pena mencionar, son los trabajos que actualmente se realizan en las calles Gabriel González Videla y Cisternas, donde se han cortado y arrancado una cantidad extraordinaria de árboles y especies sin preocuparse de reponerlas. Probablemente el municipio ignora la molestia y desagrado generalizado de los pobladores por estas determinaciones, y peor aún por el desorden y caos que estos trabajos van dejando en su paso, generando un panorama de “medio construir” típico de trabajos viales, como si la pista, calzada, ciclo vía o vereda, es lo único importante y estrictamente necesario en un así llamado proyecto de “mejoramiento urbano”. Una infraestructura debe considerar todos los aspectos que permitan mejorar la calidad de vida de los habitantes, esto considera las áreas verdes, el orden, limpieza y pavimentación al finalizar cada obra. Qué decir del evidente abandono y despreocupación por parte del municipio en que se encuentran el Parque Coll y Pedro de Valdivia, los únicos escasos espacios de esparcimiento natural referido a áreas verdes existentes en la zona para una población que sobrepasa los 250.000 habitantes.