El año pasado nos enteramos que nuestro querido Doctor René Mora Olmos había dejado de existir. Al principio pensábamos que se trataba de un alcance de nombre y nos negábamos a creerlo. Sin embargo, era cierto y, desde entonces, vamos en familia a visitarlo a su última morada, a dejarle flores y a agradecerle, una vez más, por la salud de mi madre, de mi tía y la mía… Y no somos los únicos, porque en cada visita encontramos arreglos florales, remolinos y, en una oportunidad, hasta una ranita de juguete desteñida por el sol. Quien ha estado enfermo sabe lo que es sentir miedo y, también, que en los hospitales los días se hacen largos y las noches eternas. “Morita” lo sabía y siempre se dio el tiempo para atender a sus pacientes y familiares, contestar sus dudas y sacarles una sonrisa. No hay palabras para agradecer lo que el Doctor Mora hizo por nuestra familia y, especialmente, por mi madre, Gladys Cuello que, sin duda, fue la responsable de muchas de sus solemnes canas. Es difícil aceptar que alguien tan humano, con tantos proyectos, se haya ido tan pronto; pero nos hizo reflexionar intensamente sobre lo frágil que es la vida. En su primer aniversario, queremos decirle que, hoy más que nunca, sigue vivo en nuestros corazones. Confiamos en que Dios haya recompensado toda su bondad y haya dado un poco de consuelo a su familia y amigos ¡Gracias totales! 

Sandra Campusano Cuello

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