Señor Director:
Ayer, a eso de las dos de la tarde, revisé qué había dicho Sampaoli acerca de lo sucedido con el jugador profesional de fútbol, Arturo Vidal, con la esperanza- seguridad- de que se castigara al volante como se lo merecía, es decir, dejándolo fuera de la Copa América 2015. Me encontré, sin embargo, con este titular: "No tiene tanta magnitud, no es para excluirlo." Lo medité tranquilamente, consciente de que hay sucesos que son más relevantes, como la movilización docente o la sequía en nuestra región, y no hubo caso de que pudiera entender al técnico de la selección chilena. Al parecer, no le bastó que Vidal manejara en estado de ebriedad, tuviera un accidente que pudo haber matado a más de una persona, insultara a carabineros y que más encima negara públicamente lo sucedido. No sé qué es grave para Sampaoli, pero para mí, y para un gran número de chilenos, esto es inaceptable, pues no es una conducta deportiva (de "elite") coherente. Está claro que nosotros no tenemos ley ni voto en cuanto a decisiones de este calibre; sin embargo, es una verguenza para el deporte chileno que sucedan cuestiones de tal magnitud y no se proceda con el rigor que debe exigir el profesionalismo. Podrá ser muy bueno para la pelota, el goleador actual de la Copa América, haber disputado la final de la Liga de Campeones, pero debe asumir las consecuencias de sus actos, tal cual lo hacemos la mayoría de los chilenos cuando nos mandamos un condoro, salvo que mintamos y maquillemos la realidad. Con esto, no intento arrimarme al árbol caído, ser majadero ni moralista, pues yo también me he mandado fallas imperdonables, por las que he sufrido las consecuencias corrrespondientes, sino que se le exija a un deportista que representa la camiseta de fútbol de la nación, un mínimo de respeto y ética, porque además de representarnos, al jugador le pagan por hacer su trabajo; ser responsable y consecuente con su labor es lo mínimo que se le demanda. Excusarlo, relativiza cómo hay que actuar ante casos como estos, lo que debería estar más que claro, tanto por el seleccionador como por la ANFP, quien es la responsable del equipo chileno.
