Cuando uno logra terminar su carrera de medicina hace el juramento hipocrático, en el cual juran resguardar la vida. Al parecer a los médicos del Hospital San Pablo de Coquimbo se les olvidó. Si bien no puedo negar que hay una parte importante de profesionales de la salud que hace su labor de forma correcta y acude a los llamados en el tiempo debido, existe otra parte, que no deja de ser, que solo se dedica a dar vueltas y tiene  cero empatía por los enfermos que se encuentran en el recinto hospitalario. 

He tenido dos familiares internados ahí y, me he paseado constantemente por esos pasillos, logrando ver la carencia de vocación que existe, principalmente de parte de las enfermeras, a la hora de atender  a un enfermo. Parece que se olvidan de los turnos, es más importante contar el cahuín del "viejo del cuarto piso que se tiró".

Qué lástima saber que los nuevos profesionales del área de la salud carecen de empatía, de conocimiento y de vocación. Se que también existen buenos médicos, enfermeros, paramédicos, etc. Pero lamentablemente ven empañadas sus funciones por estos mediocres  que se dedican a "sacar la vuelta" y esperar a fin de mes por cobrar un sueldo no merecido. 

En un futuro seré abogada y se que en mis manos están la libertad de una persona, así como su patrimonio o la tuición de sus hijos y, probablemente, lleguen muchos casos por negligencia médica y no saben cómo los entenderé.

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