Sr. Director:

Hace muchos años tomé la decisión de estudiar Pedagogía, tenía 20 añ0s, me inicié laboralmente en el año 1988 en un colegio particular subvencionado, con muchas dificultades y tropiezos en el camino, ponía mis puntos de vista, miraba criticamente el entorno y no aceptaba falsear la asistencia, desde ese momento sentí que debía trabajar para los niños y niñas que atendía cada día y no para las Instituciones.  

Me salí del sistema tras trabajar 4 años decepcionada, muchas aberraciones y faltas de criterio, el mercado se estaba apoderando de la Educación. No duré mas de un año cuando comencé a extranar a mis estudiantes y lo único que deseaba era volver a las aulas.

Postulé y trabajé durante 17 años en un colegio particular pagado, las hermanas privilegiaban a la familia y los profesores se esforzaban mucho por hacer buenas clases, era un ambiente muy distinto y me sentía muy cómoda, la preocupación por los estudiantes era real y un clima laboral  perfecto, hasta que apareció el Simce y los números comenzaron a ser más importantes que la formación integral, niños y profesores estresados, comienza a privilegiarse la competencia en el mercado.

Inicié una nueva etapa, comencé a trabajar en la Universidad Central de Chile como formadora de futuros profesores, con mucho entusiasmo, ahora la misión era formar a los mejores profesionales de la educación, competentes, críticos y ansiosos por aportar a nuestra sociedad, pero aparece la competencia de mercado, hay que cambiar las mallas para ingresar a la competencia, eliminar las áreas artisticas ya que desarrollar la creatividad es menos importante, hay que formar profesores transmirores de contenidos, productores de puntajes, que importan los estudiantes, hay que romper las marcas, hay que prepararlos para la prueba inicia con ello ganaremos mas matriculas y por supuesto mas plata para la Universidad que por cierto "No tiene fines de lucro", pero cada estudiante que ingresa para durante 4 años y medio una barbaridad de dinero o sus familias se hipotecan para poder proveer a sus hijos que al fin de cuentas no son mas que un número, hay que tratar de mantenerlos en la carrera, evitar las bajas.

Hoy tengo 53 años y sigo luchando por una educación de calidad, basta de comerciantes o ingenieros a cargo, dejen a los docentes hacer su trabajo, basta de convertir la educación en un bien de mercado, basta de desmerecer la labor de los profesores, basta de papeles y evidencias, dejennos hacer nuestro trabajo, permitannos planificar con tiempo, den los espacios para formar en las escuelas comunidades de aprendizaje entre profesores, no basta con la gratuidad hay que cambiar la mentalidad y reformular la educación en nuestro país.

Somos 68 profesoes que decidimos amar un sindicato en lo que era nuestra Universidad, sueldos impagos, autoridades verticales, cargos inventados, el menor de los sueldos para los profesores de la Facultad de Educación el resto de los profesionales que hacen clases en otras Facultades ganan un 30% que nosotros que somos profesores de verdad, que sabemos de pedagogía, que nos hemos pasado la vida estudiando para que a siete años de jubilar, en éste país No se valore el ejercicio del docente.

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