Es hora de dejar los lamentos, ponernos con la reconstrucción y determinar los responsables que deben asumir su culpa en los descontrolados y catastróficos incendios que aun está sufriendo nuestro país; se hace evidente que detrás de todo esto hay una terrible negligencia de alguien que no hizo bien su trabajo, me refiero a las personas , instituciones y o empresas que tenían la obligación de ver principalmente con el área de la protección, prevención y fiscalización y que lamentablemente no lo hicieron bien, pasando a ser en cierta medida cómplices de una situación que ha dejado pérdida de vidas humanas, un daño ecológico irreparable a largo plazo, cientos de personas sin hogar, sin trabajo, desesperación y tragedia.
No podemos quedarnos una vez más, con las explicaciones y justificaciones que de nada sirven y dar pie para que situaciones como la presente se vuelvan a repetir una y otra vez.
En la legislación de nuestro país, me parece, están establecidas las normas que regulan claramente lo relativo a la construcción de viviendas, las plantaciones forestales y los cuidados y mantención del bosque nativo, sea privado o estatal, del mismo modo las servidumbres así sean de beneficio público o privado.
Si la ley deja vacios y por ello la normativa no se cumple, es porque nuestro respetable y muy bien remunerado Poder Legislativo, no está haciendo bien su trabajo y parece que algunos honorables ni siquiera concurren al Congreso.
Si la ley está bien hecha y se ha designado instituciones del estado para que la hagan cumplir y realicen las fiscalizaciones correspondientes; y como queda en evidencia que no lo hicieron, entonces deberían dejar sus cargos y ser sancionados. Esto es lo que hace la empresa privada cuando un trabajador no cumple.
Tratemos de hacer las cosas bien ,tomando en cuenta la penosa experiencia de la que aun no salimos, corrigiendo drásticamente la ineficiencia, cambiando la acción tardía e indolente demostrada por algunos personajes, por una mas ágil, acorde con la tecnología y sistemas que están a nuestra disposición hoy en día. Ganémonos nuestro pan con dignidad así como lo hacemos la mayor parte de los chilenos, dejemos la politiquería, las rencillas y las interminables reuniones que a nada conducen; trabajemos hoy por el bien de Chile