Sr. director

Este 8 de diciembre comenzó el Jubileo Extraordinario de la Misericordia, anunciado por el Papa Francisco, como un año especial de gracia, indulgencia, perdón y reconciliación. Con este gesto, el líder de la Iglesia invita a todos sus seguidores a reencontrarnos con el centro de la fe, pues la misericordia es el más completo resumen del Evangelio y del mensaje cristiano.

No juzgar, etiquetar, o creerse superior que el resto, son actitudes sin las cuales no podemos tener un corazón misericordioso. Si asumimos que todos somos humanos, que nos equivocamos, que herimos sin pretenderlo, que pensamos diferente, podremos encontrar la riqueza del complemento de miradas, dejando de lado la hostilidad y la sospecha. Frente a los grandes males del mundo actual, poco conseguirá la justicia, que puede fácilmente tornarse en venganza. ¡Cuánto necesita nuestra sociedad de una buena dosis de misericordia entre hermanos! Podría ser la clave para la tan anhelada “reconstrucción de la confianza”.

La misericordia, como la caridad, parte por casa. Dejemos por un año, de pasarnos la cuenta de todo. Dejemos la actitud de fiscales acusadores frente a los demás, dejemos de lado el sentimiento de superioridad intelectual, ideológica, espiritual o de cualquier clase. “Quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra”. Es tiempo de misericordia.

Andrea Valdivieso A.

Fundación Voces Católicas

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