La reciente disolución del centro político, el ascenso de la nueva izquierda y el fortalecimiento de la derecha conservadora, dejan más desafíos que incertidumbres.  

Las ofertas electorales de Piñera y Guillier no hacen más que alimentar los deseos de un sector de ciudadanos más educados, ansiosos de una retórica rica en contenidos ideológicos, propuestas responsables y liberalizantes.

El matrimonio igualitario con adopción, la Ley de identidad de Género, la educación profesional de calidad, el empleo con sueldo digno, y una sociedad con menos estado, no son propuestas de moda, porque significan algo más.

Para los liberales, mientras más libertad personal, sexual, económica, y política, mayor es el bienestar de la sociedad; en otras palabras, no existen razones para que el estado, los partidos y la iglesia  decidan qué debemos hacer y creer.

La libertad no es patrimonio de los candidatos presidenciales ni del sistema electoral.

La libertad es la riqueza que los ciudadanos deben cultivan con su trabajo, con el estudio y con la crítica. Así es como se hace política. 

Más en esta historia

- {{historia.created}}

Cargando ...
X