Señor director:

En relación a la creación de la farmacia popular de Recoleta y las críticas que surgen desde el seno de la UDI en las voces de Evelyn Matthei y Víctor Pérez a este nuevo sistema, quisiera expresar que es totalmente válida la defensa que hacen del modelo económico, arguyendo que la creación de estas farmacias es una “competencia desleal” al ofrecer precios hasta un 3000% más bajo respecto a las grandes cadenas de farmacias, recalcando la “demagogia” de la izquierda al plantear tan absurda idea de vender medicamentos a un precio costo, siendo que estos llegan gratis para esa misma gente a través de los consultorios. Es totalmente válido defender la “libre competencia”, denunciando cualquier iniciativa que vaya en contra de ésta. Cualquiera menos la colusión de las mismas farmacias, por supuesto, porque coludirse no es atacar el libre mercado, mientras quienes pierdan no sean las empresas. Así como es totalmente válido abogar por el “derecho a la vida” de un recién nacido, pero no de aquel que no tuvo las armas para insertarse en la sociedad o que haya pensado distinto durante la dictadura? ¿No es paradójico que las grandes cadenas de farmacias exijan comprarle directamente a CENABAST los medicamentos para competir en igualdad de condiciones con las farmacias populares protegiendo el libre mercado, cuando ellos mismos lo corrompen mediante la colusión? ¿Qué peor desaire puede haber para la ideología que nutre al neoliberalismo que la colusión? ¿No es paradójico que la UDI se proclame “el partido popular” si busca defender los intereses de los privados? ¿No es paradójico que un gobierno socialista, como el de la presidenta Bachelet, acepte subvencionar a los privados, permitiéndoles que compren a CENABAST? ¿Por qué el estado debe subvencionar a los privados, en vez de fortalecer y fomentar la creación de farmacias populares, o de frentón, garantizar el acceso a la salud como un derecho constitucional para todos los ciudadanos chilenos? Nuestra política está llena de paradojas, paradojas que crean socialistas que subvencionan a privados y conservadores que se proclaman populares. Las farmacias populares no discriminan y por primera vez, entregan salud de manera equitativa y a un precio justo, independiente del color político o estrato socioeconómico al que se pertenezca, simplemente, porque no es una paradoja que la constitución garantice ciertos derechos, como lo es la salud.   

 

Rocío Segovia, Constanza Sagua, Cristóbal Guzman, Karin Vergara

Derecho ULS

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