Sr. Director,

Cualquiera pensaría que acabamos de perder todo tras la sentencia de la Corte Internacional de Justicia, pero sólo se resolvió la competencia. Y por el ánimo victorioso del Estado Boliviano de sentir que consiguieron (alguna clase de) soberanía, el panorama para la sociedad chilena luce aún peor. Es probable que los motivos de preocupación para cada persona sobran. Siendo el más correcto que podría perderse años de trabajo, de emprendimiento (poco, pero esforzado), de construir un hogar en la cabeza de Chile y de hacer presencia en el rigor del clima nortino. Pero, la realidad es que la sociedad chilena no puede sentir rabia por la nación boliviana. Más bien, nuestro país debiese estar atento a que el fenómeno político de Evo Morales ataca precisamente los principios de libertad e individualidad que poco a poco han permitido a Chile superar la pobreza y alcanzar un progreso social único en Latinoamérica. Lo que el Presidente Morales quiere es precisamente crear un enemigo, a Chile como país enemigo, para consolidarse por varios períodos en el poder hasta alcanzar un Estado absoluto, en que no exista desarrollo individual y las personas se sometan a una democracia desfigurada. Por ello, Bolivia no es una enemiga; el socialismo sí.

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