Recordando el Acuerdo de Unión Civil
Señor Director:
Juan y Felipe, dos jóvenes serenenses, contrajeron el sábado 24 de octubre el Acuerdo de Unión Civil. El paro del registro civil les regaló una sorpresa: ser la segunda pareja en celebrar este acuerdo en la región. En medio de tanta felicidad, amor y buena compañía, también sus mentes recordaban, de un modo fotográfico, una amalgama de buenos y malos momentos que ese sábado, con justicia divina, terminaban con un final feliz.
Este nuevo estado civil que reconoce y protege a las parejas homosexuales nos entrega un mensaje más profundo: hay ciertas elecciones de las personas donde el Estado no debe tener acceso, y mucho menos darles una segunda categoría, ya que son elecciones que hacen éstos dentro de su esfera privada; como elegir el color del auto, elegir a tus amistades, de ese mismo modo, elegir tu sexualidad.
El país más conservador de América Latina -que solo ha crecido económicamente y se ha quedado atrás en aspectos culturales- ha empezado a aceptar -y no solo tolerar- formas de vida distintas a las de la mayoría y que van aumentando de la mano con el desarrollo social.
Ahora bien, quedan dos grandes pasos para sentirnos orgullosos de la madurez nacional: la adopción y el matrimonio por parte de parejas homosexuales. ¿Qué argumentos existirán para frustrar tan nobles pretensiones? Sin duda serán argumentos provenientes de creencias religiosas, prejuicios, ignorancia o simple violencia.
El matrimonio igualitario solo debe fundamentarse en que el Estado debe reconocer formas de vida que existen, que no afectan a terceros y se producen en la esfera privada de las personas. Además de ser un derecho que ya gozan las parejas heterosexuales.
La adopción se fundamenta en que el estado chileno ya reconoce a la familia homosexual, y sin duda, la filiación es un elemento esencial dentro del núcleo familiar. Los requisitos de adopción deben ser iguales a los de parejas heterosexuales, ya que aún no se ha demostrado, en ningún lugar del mundo, que hijos adoptados por homosexuales presenten algún tipo de desventaja frente a otros niños.
Creemos que todo lo anterior constituye el verdadero desarrollo que nos llevará a una sociedad más justa, porque aquí no se pide algún tipo de privilegio, sino simplemente dar a cada persona lo que es justo; y lo justo es que Juan y Felipe desarrollen su concepción de familia en el sentido más amplio que nuestra sociedad les pueda ofrecer.
Alison Mondaca, Paula Montaño, Juan Plaza, Nicolás Orellana y Marco Robles.