Los efectos devastadores de la pandemia en la salud mental no han sido suficientes para que nuestras autoridades le tomen el peso a la discusión presupuestaria en curso en el Congreso. Hoy estamos viendo -con máxima preocupación- el rechazo en la Cámara de la partida para reforzar la atención en salud mental en Atención Primaria.
Los trastornos de salud mental están afectando alrededor de 1/3 de la población, pero el presupuesto destinado en Chile es solo del 2% del total de salud. Muy por debajo del 6% recomendado por la OMS o el 8% destinado en Uruguay y Costa Rica.
Desde la perspectiva económica, hay consenso de que por US$1 invertido en salud mental, el retorno es de US$5. Por lo que destinar recursos en esta línea es un beneficio directo para las personas que sufren estas patalogías, para el sistema de salud en su conjunto y para el sano funcionamiento de nuestra economía.
El 75% de los problemas de salud mental se reciben en la Atención Primaria, siendo un eslabón clave para abordarlos a tiempo y acotar su efecto sobre el sistema de salud general, pero en Chile no parecemos darnos cuenta.
Parece insólito que nuestras autoridades no tengan conciencia de que no invertir en salud mental ahora, es pan para hoy y hambre para mañana.
Carlos Ibáñez Piña - Vania Martínez / Coordinadores Red Salud Mental Es Salud