Señor Director:

Pertenezco a una familia de clase media y mis padres siempre han procurado darnos la mejor educación,  por ello mi hermano y yo fuimos matriculados en un colegio particular subvencionado al cual asisten niños y niñas  que pueden pagar  la mensualidad y que comparten el modelo educativo que el colegio propone.

 En cuarto básico a mi hermano le diagnosticaron un problema de aprendizaje y al llegar a octavo año básico pasó por una selección en la cual el establecimiento decidió que no cumplía con el perfil requerido, razón por la cual mis padres tuvieron que buscar un nuevo colegio para él llegando así a un colegio municipal, el cual tiene una realidad muy distinta a la de mi colegio puesto a que los niños que allí asisten vienen de familias con pocos recursos, tienen mala conducta, les cuesta mucho aprender y los profesores no cuentan con todo el material necesario para enseñar.

Nuestra familia vive día a día la segregación escolar, y los efectos que esta tiene en los estudiantes.

Mientras mi colegio selecciona a los niños y rechaza  aquellos que no cumplen con  los requisitos necesarios,  el actual colegio municipal al cual asiste mi hermano acoge a todos los estudiantes por igual, que lamentablemente son todos aquellos que han  pasado por una historia similar y han sido rechazados de otros colegios o provienen de familias vulnerables.

 ¿Qué estamos aprendiendo mi hermano y yo? ¿Que aquel que tuvo las mejores notas o un poco más de dinero podrá salir adelante y el que no  se las arregla como puede?  ¿Qué clase de personas se pretende formar?

La segregación de los estudiantes en Chile es violenta e injusta  y como tantas otras cosas en este país esta relaciona directamente con  el origen  socioeconómico de cada familia. Es  desigualdad y exclusión, lo que  a futuro significa un círculo vicioso de pobreza,  desesperanza y falta de oportunidades.

Hoy está en juego la reforma educacional que constituía la esperanza de una educación de calidad para todos, y no solo para aquellos que tienen dinero, una educación como oportunidad de desarrollo y no la antesala del mundo del trabajo  y que se de la oportunidad de conocer a los niños y experimentar la diversidad.

Yo sueño una educación que permita que mi hermano tenga las mismas oportunidades que tienen muchos niños, donde no tenga que conformarse, una educación que nos permita mirarnos con respeto y valoración independiente de donde vivimos y que se preocupe de llenar de conocimiento a los niños y no de dinero sus bolsillos. Pero todo esto se aprende en la escuela, y estas están muy lejos de darnos lo que necesitamos.

Valentina Yáñez

Colegio Alberto Pérez 

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