Sr. Director,
Como se ha visto en nuestro país principalmente estos últimos años, la educación ha sido un tema controversial para toda la comunidad, teniendo ya un conocimiento sobre las quejas y reclamos realizados por los jóvenes hacia el lucro. Pero hoy quiero referirme a un tema que no ha ocupado mayor relevancia en las noticias del país. La existente deficiencia vocacional en los profesores, cual es notoria en partes específicas de los sectores sociales del país.
En septiembre del 2013 se anuncia una nueva protesta entregada por el Ministerio de Educación, cual es la “beca vocación de profesor”. En mi opinión, esta fue publicada como una solución a la deficiencia en la educación del país, ya que solo destacan la necesidad de profesionales en enseñanza del país, poniendo el término “vocación” solo como una motivación para que más personas postulen a esta idea.
Otro ejemplo de intento de solución por parte del gobierno fue el “Marco para la buena enseñanza” publicado el 2006 por el ministerio de educación. Este texto solo contempla el empeño en el estudio, su estructura adecuada a la realización dentro de las aulas y principalmente destacando la vital importancia de los buenos resultados, estos puntos ejercidos comúnmente en instituciones de rango municipal y subvencionado. Sin destacar el compromiso por el alumnado o la búsqueda de técnicas diversas y eficaces.
Después de esto un paro social nacional fue convocado a principios del 2007 por el colegio de profesores de Chile, mostrando su descontento por la despreocupación por las condiciones de trabajo dentro de los oficios en lo educacional que empezaba a hacerse notoria hasta el día de hoy, argumentando sobre una cada vez más fuerte presencia del lucro y la subestimación a los colegios privados. Con esto pretendo destacar el protagonismo del gobierno en este texto, esta petición realizada por los profesores nos enseña la poca voluntad del gobierno y el ministerio de educación a la mayoría del país. Según las noticias y la información entregada en los últimos dos años presentan que las clases sociales claramente marcan los resultados en la capacidad de los alumnos. Pues no mencionan la inversión a la docencia, entregando un absurdo y mínimo tiempo a la evaluación de las capacidades de enseñar de un profesor. La educación no puede ser un derecho social controlado por el mercado y su calidad no debería ser discutible. Finalmente pregunto: ¿permitiremos a nuestros futuros hijos endeudarse para recibir educación con una enseñanza absurda? ¿El país seguirá entregándoles bajos sueldos a los que forman nuestro “futuro del país”? ¿Dejaremos que el gobierno sea indiferente sobre este tema?
Catalina Velásquez Obreque
III°A Colegio Alberto Perez, Maipú