La tercera Cuenta Pública que rindió la Presidenta Michelle Bachelet, el pasado 21 de mayo, fue muy concreta, con hechos y cifras, una demostración de las iniciativas que hemos puesto en marcha y como éstas se han traducido en políticas de Estado que han mejorado la calidad de vida de los chilenos.
Ejemplo de esto, son los más de 125 mil estudiantes que no tendrán que endeudarse para comenzar o para continuar con sus estudios superiores; el Centro de Formación Técnica de Ovalle que orientará sus carreras hacia la agroindustria y las energías renovables; el Plan de Descontaminación de Andacollo; la incorporación de más de 1400 médicos para atención primaria y la formación de más de 4 mil especialistas. Además, está el compromiso de crear un mecanismo solidario para las madres y padres trabajadores en caso que sus hijos e hijas menores de 15 años sufran un accidente o enfermedad grave y de alto riesgo, y también anunció la modificación de la legislación de violencia intrafamiliar y que la creación del Ministerio de Ciencia y Tecnología, que será enviado durante este segundo semestre. 
Estos son algunos avances, pero, la Presidenta trazó prioridades claras, como la reforma educacional y la presentación del proyecto de Ley de Educación Superior; la protección social, la agenda de crecimiento económico, productividad y de empleo, área donde se crearán 62 mil 500 nuevos puestos de trabajo, 25 mil nuevas viviendas y una inversión fiscal de 430 millones de dólares en tres años. 
Además, ya está hecha la invitación a que nadie se reste del Proceso Constituyente, porque es una oportunidad histórica que tenemos de elaborar, entre todos, una Constitución que nos represente a todos. Sin embargo, la tarea más importante que nos dejó a todos es reconstruir confianzas y trabajar unidos en un diálogo franco y transparente para que la ciudadanía vuelva a confiar en las instituciones, en sus líderes y representantes para proyectar los cambios profundos que Chile necesita.
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