Hablar de política en nuestro país es algo complejo. Algunos lo evitamos porque simplemente no sabemos qué decir, otros porque preferimos obviar el bienestar del ciudadano chileno. Hace unas semanas iba caminando por el Mall de mi ciudad natal, La Serena, y de algo tan simple como observar las vitrinas de todas esas ostentosas multitiendas, logré entender nuestra situación actual. Chile se está hundiendo, y no es porque no sepamos qué y cómo lograr nuestros objetivos, sino porque nos urge una limpieza del escaparate político. Caminando por el corredor principal del centro comercial nos reconocí. Y aunque siempre deseemos vernos a nosotros mismos como una súper potencia Latinoamericana, en realidad, nuestra condición política se resume en aquel Mall. La más banal analogía se presenta como agente clarificador del significado de ser chileno en el mundo político.

 

El centro comercial tiene una infinidad de tiendas, compitiendo entre sí para obtener la mayor cantidad de clientela posible. Para esto, decoran sus vitrinas y colocan aquellos letreritos luminosos que no te dejan más opción que ingresar para saciar tu curiosidad. Estos son los partidos políticos. Cada uno dispuesto a crear la nueva innovación que atraerá a un mayor número de militantes. Campañas políticas, contacto cercano con la ciudadanía, estas solo son técnicas “comerciales” para beneficiar a sus partidos. El Mall en sí, representa lo que personalmente entiendo como nuestro universo político. Con un horario siempre disponible para que el comprador pueda obtener lo que requiere, abre sus puertas gratuita y públicamente a quien precisa satisfacer sus necesidades. Ahora bien, cada persona debe decidir si se trasladará hasta el centro comercial a realizar sus compras. Más aún, debe darse el tiempo de recorrerlo para encontrar aquella increíble oferta, de la cual sacará el mayor beneficio posible. Como sea, no es muy atractivo salir de compras cuando todas las vitrinas están empolvadas, ¿Verdad? A veces me acerco a los mostradores, que muy pocas veces son limpiados, y son aquellas pelusitas que fácilmente pueden ser retiradas lo que me hace cambiar de parecer y mejor conformarme con la ausencia de lo que buscaba. Quiero recalcar dos cosas: Es deber de las tiendas limpiar sus vitrinas si quieren obtener mayor número de clientes, y al mismo tiempo, es deber del comprador indagar respecto a la mejor oportunidad de compra. Desde mi perspectiva, la crisis política se resume en aquellos dos aspectos. La principal razón de la decadente y preocupante baja participación política, especialmente la juvenil, es que se obvió el poder atractivo de propuestas modernas. Y dentro de esta misma perspectiva, reflexiono en cómo voy a confiar mi devenir futuro a una tienda que no pude mantener siquiera su propia imagen pulcra. Es el recorrido mientras se compra por el corredor político lo que nos está fallando como sociedad chilena.

 

Las vitrinas de las tiendas comerciales son la primera instancia de contacto directo entre el comprador y la marca comercial. Sin mediador entre ellos, el ciudadano y el partido político se conocen. A voluntad del propio partido, decoran aquel ventanal exponiendo sus mejores productos, atributos que capten la atención del usuario. Esta es la imagen idealizada que un ciudadano no necesariamente informado tiene de un partido político. Si es lo suficientemente atractivo como para despertar la curiosidad, el comprador ingresará a investigar de manera profunda y rigurosa, teniendo en cuenta que su objetivo principal es encontrar la mejor oferta por el artículo que requiere y no lo primero que se le presente. En el interior de la tienda, al igual que la vitrina, se encuentra estratégicamente diseñado para  captar el interés del consumidor. Los estantes principales se encuentran pulcramente ordenados, mientras que los de atrás, aunque algo desordenados, no se llevan el crédito por llamar la atención. Lo mismo ocurre con los partidos políticos y su esfera circundante. Es natural que algunas propuestas políticas se encuentren altamente organizadas y bien establecidas, aún cuando otras presenten ciertas irregularidades, vacíos legales o simplemente un carácter ilógico. Y aquí recae la principal preocupación del ciudadano y su deber de investigar cada opción electoral antes de escoger en las manos de quién pondrá su bienestar futuro. Si continúa la fascinación por aquella tienda y ya ha corroborado personalmente que adquirir su producto allí podría ser beneficioso para sí, comenzará la búsqueda de aquel producto en específico que necesita. La elección del producto correcto es determinante para el comprador, pues impactará en su condición como ciudadano. Es común que cuando vamos en busca de aquel producto nos preguntemos respecto a su rentabilidad: ¿Es multipropósito?, ¿Vale la calidad el costo establecido?, ¿Esta hecho de un material que perdurará en el tiempo? Y es aquí donde se deben olvidar las apariencias externas y adentrarse con paciencia a leer las etiquetas y el manual del fabricante. En esta etapa hay varios aspectos que entrelazan las responsabilidades ciudadanas, sus deberes, y la ética de los partidos políticos. El éxito comercial figurado debe basarse en conseguir el mejor acuerdo de venta entre el comprador y el vendedor. Un punto en común que deje a ambos satisfechos, pero para conseguir esto, ambas partes del acuerdo comercial deben participar en el proceso responsable y conscientemente.

 

En primer lugar, un ciudadano que no es consciente que el proceso de votación electoral requiere tiempo, basará su elección en la superficialidad de cada propuesta política. Lo cual nos lleva al segundo aspecto, el que personalmente considero sustento fundamental de la salud política. Si un ciudadano está mal informado, teniendo en cuenta que además el tiempo no juega a su favor, basará su elección en la no necesariamente mejor, sino más repetida, propaganda de propuestas políticas de cierto partido. Como jóven de la sociedad chilena, me siento con la responsabilidad de actuar como agente de cambio. Retomando la analogía del comprador en el centro comercial, un consumidor mal informado comprará cualquier cosa. Esto se anexa directamente con el deber del ciudadano al elegir quien será su representante en el Estado. Aunque aún no me encuentro en la edad de ejercer mi derecho a voto, me preocupo cuando veo el poco interés de mi sociedad en los asuntos políticos. Es nuestro deber investigar sobre cada una de las propuestas políticas para obtener la mejor “oferta comercial” y al mismo tiempo, es nuestro deber informarnos a través de diversas fuentes respecto a ellas. Sabemos que los medios de comunicación en nuestro país tienen fuerte tendencias políticas y en periodo de campañas, no es de dudar que la información pueda ser alterada. No estar bien informados podrían llevarnos a pagar un costo más alto de lo que podríamos haber pagado si hubiésemos sido ciudadanos activos. No conocer los programas de gobierno de cada partido podría tener notables consecuencias terribles. Comprar solo teniendo en cuenta las vitrinas puede hacer que el pago mensual se incremente.

 

Como expresé en un comienzo, muchas veces cambio de opinión respecto a dónde compraré el articulo que necesito. Todos tenemos madres, hermanas, tias, hijas y sobrinas, y no, no se debe a que simplemente por ser mujeres nos toma horas elegir qué comprar para así darnos un gusto sin desequilibrar el presupuesto familiar. Esto va mucho mas allá de los caprichos del comprador. Las vitrinas son el primer contacto entre el usuario y el vendedor, pero ¿Qué ocurre cuando la vitrina, entendiéndola como la tarjeta de presentación de los partidos políticos, se encuentra sucia y llena de polvo?

Es un hecho posible y frecuente, cierto es. Sin embargo es evitable. Hablando desde mi propia experiencia, y razonando como lo haría una mentalidad adolescente, valoro la imagen pulcra de lo que busco. No confiaría en una tienda que promete elegancia y reconocimiento si su mismísimo escaparate se encuentra en pésimas condiciones. La política chilena se refleja mucho en este aspecto. Un ejemplo de esto es el comentado Caso Soquimich, arista anexa al Caso Penta. Ahora bien, invito a dejar de lado la propia postura política y analizar la problemática como seres humanos ciudadanos de la República Chilena por sobre la afinidad con los partidos.

 

En primer lugar, explicaré el desarrollo del reconocimiento público del caso SQM. El fiscal Carlos Gajardo inició una recopilación de antecedentes en contra del ex Subsecretario de Minería, Pablo Wagner, quien se encontraba involucrado en el Caso Penta. En el proceso de investigación, las declaraciones de Carolina de la Cerda, cuñada de Wagner, destaparon el fraude realizado por la empresa Soquimich. Tras tales declaraciones, Carolina de la Cerda se encuentra siendo investigada por la emisión de boletas falsas para cubrir el financiamiento de campañas politicas, tanto de partidos de derecha como de centro e izquierda. Como sea, cuando inició el proceso investigativo las pesquisas de la Fisacalía Nacional fueron suspendidas a petición del Tribunal Constitucional.

 

Siguiendo una linea similar a lo ocurrido en el Caso Penta, la empresa Soquimich emitía boletas por trabajos no realizados. De este modo, lograba rebajar sus impuestos y hacer fraude al fisco. Existe un organismo en nuestro país, llamado Servicio de Impuestos Internos, encargado de regular el pago de impuestos de las empresas y posibles irregularidades que surjan. En este caso en particular, el SII, pese a tener toda la documentación necesaria, se negó a iniciar una querella en contra de Soquimich.

 

De forma unánime, el Tribunal Constitucional aceptó la petición de la empresa SQM y suspendió la continuación del caso. Esto quiere dercir que a menos que el SII establezca una querella, la fiscalía se verá privada de continuar con la investigación. Tal como lo informa el sitio web www.mqltv.com[1], “La composición de la segunda sala del TC que tomó la determinación estuvo compuesto por, omitiendo nombres, la ex asesora del gobierno anterior, un ex diputado de la UDI, también involucrado en el Caso Penta, el ex jefe jurídico del Ministerio del Interior de la administración de Piñera, miembros de la DC, el ex subsecretario de Marina durante el gobierno de Bachelet, el presidente del tribunal, entre otras.”

 

Como sea, lo que más indignación causa en los ciudadanos de Chile se encuentra en el abuso de las redes de poder, las cuales han retardado e incluso bloqueado la toma de justicia en este caso. En la cabeza del directorio de SQM se encuentra Julio Ponce Lerou, presidente, ex yerno del General Augusto Pinochet y además, involucrado en el Caso Cascadas. El ex gerente de la empresa y también miembro del directorio SQM es Patricio Contesse Fica, del cual se cree tener algún grado de relación familiar con la actual Presidenta de Chile, Michelle Bachelet. A continuación se encuentra el abogado del señor Contesse, militante del PPD y defensor en el escándalo MOP-GATE, Samuel Donoso. Ahora, uno de los principales blancos de indignación, se adjudica a Michel Jorrat. Él cumple el cargo de direccón del SII, además de ser el ex jefe del Departamento de Estudios del mismo organismo y jefe de finanzas durante la última campaña electoral de Bachelet.

 

Con más de 40 políticos involucrados, la sociedad chilena conoce un nuevo nivel de corrupción. En este caso, completamente bajo un régimen democrático. Escogí el Caso Soquimich no solo por ser transversal, sino por su carácter emblemático. Frente a los ojos de todos los chilenos se destapó lo que todos ya sabiamos que ocurría y que o no queríamos ver o estabamos muy avergonzados de admitir. El dinero para el financiamento de campañas políticas llegó a manos de socialistas, militantes de la UDI, RN, DC. Por desgracia, este caso no solo mancha la reputación de las partes involucradas, sino la completa imagen de la política nacional.

 

La gran cuestión entre los espectadores es por qué no hay nadie en la cárcel. Un dato realmente interesante es el actuar del SII. Cuando finalmente decidió querellarse contra SQM, pidió que se investigara a la empresa entre los años del 2009 y el 2014. Sin embargo, luego de un mes la querella fue retirada y el periodo de investigación fue acotado exclusivamente al año 2009. Des este modo, se redujo el numero de involucrados en el Caso SQM y de pasada, le quito peso político y atención mediática a la problemática.  Y no es de extrañar que el enojo ciudadano se demuestre con la baja participacion electoral, porque nadie en su sano juicio confiaría su estabilidad futura en las manos de aquellos que utilizan el poder para anteponer su propio bienestar por sobre el de las personas que hacen posible que ellos tengan aquel nivel de influencia.

 

Finalmente, lo que se esta enseñando a los chilenos es que no pasa nada si eludes una alta suma de impuestos, pero si no das boleta en tu negocio probablemente te lo clausurarán. Y esto mismo, también influye en el origen de la crisis política y la baja participación electoral. Ya no nos sentimos indentificados con quienes postulan para dirigirnos. Vivimos día a día la injusticia que solo por no tener autoridad nos trae consecuencias, compramos en un centro comercial que roba frente a nuestros ojos el dinero que con esfuerzo fue recaudado.

 

Michel Jorrat, anteriormente mencionado, fue expulsado de su puesto como dirigente del SII. Luego de declarar para aportar en la resolución del caso, denunció que había obstrucción a la justicia y recurrentes amenazas por parte, increiblemente, del gobierno, específicamente provenientes del Ministerio del Interior.

 

Otro acusado dentro del Caso SQM, es Giorgio Martelli, quien preside una empresa que recauda fondos para financiar campañas políticas. Se involucró en el caso, pues también emitió boletas y facturas falsas a SQM. Lo contradictorio es que su empresa no contaba con ninguna oficina, mucho menos secretaria o lo minímo que una empresa debería tener.  Ahora bien, se sabe que esta empresá trabajo en la precampaña de la actual presidenta Bachelet, o al menos junto a sus colaboradores. Las declaraciones que aporte Martelli serán claves para dictaminar si los delitos cometidos tienen relación alguna con la postulación electoral de la presidenta. Teniendo en cuenta que el gobierno actual ya cuenta con problemas de liderazgo y las cifras obtenidas en las encuestas de apoyo a la gestión gubernamental son bajas, lo que pueda o no decir el acusado cambiaría totalmente el campo político nacional si realmente existiese un vínculo.  Por tanto, se consideraría de primera necesidad proteger el secreto político a fin de no causar una mayor revuelta social. Y aunque la atención de los medios de comunicación logró disuadirse con la Copa América y la Copa Confederaciones, la efervecencia social ruge por justicia. Aún así, no puedo dejar de cuestionarme a qué le teme el SII y el gobierno como para no actuar.

 

Y así, pelusa tras pelusa se nubla la vitrina del escaparate político. Tras “intentarlo todo” por aumentar la participación política, finalmente no se ha logrado el cometido. Durante la historia de nuestro país, han sido muchas las instancias en que la sociedad se ha manifestado mediante maneras no formales, como lo son las marchas y campañas de gran magnitud. Hay que reconocer que estas también son formas de participación política, y aunque no convencionales, reunen a miles de participantes, especialmente jóvenes, que se preocupan por el devenir político de nuestro país. Por tanto, la crisis en el ámbito de participación no es más que la falta de transcripción de lo ocurrido a  instancias formales. En mi opinión, esto se debe, en primer lugar, a las restricciones para formar parte de las formas convencionales. La edad mínima para votar, instancia legal para expresarse y formar parte de las decisiones nacionales, es 18 años. Aunque bajo tal edad suele suceder que la juventud es reconocida como “inmadura”, creo honestamente que existen jóvenes maduros y conscientes respecto a la política. Teniendo en cuenta que las decisiones que se tomen también afectarán a los menores de edad, específicamente en el caso de quienes rondan entre los 16 y 17 años, pues en un corto periodo temporal ya cumplirán con la mayoría de edad, considero injusto que se les prive de expresar su opinión sobre decisiones fundamentales, como la votación para miembros del gobierno, por ejemplo el cargo de presidente, ya que en los 4 años de duración de este, los jóvenes ya cumplirán con la mayoría de edad, sin embargo ya fueron enagenizados de la situación. Me alegra formar parte de una generación que realmente se interesa por la política y logra ver más allá de la sucia vitrina, de los desastrosos casos de corrupción y desprestigio político. Formo parte de un futuro que ya no teme a opinar, no teme a los políticos ni las autoridades, y comprendo que esta es una gran posible amenza para los gobiernos de estricto control. Aún así, siento necesario la disminución de la edad mínima para votar. Al mismo tiempo, sufro el fracaso de la instauración del voto voluntario. Pienso que ya ha transcurrido un tiempo más que suficiente para demostrar que el método no cumple con su utilidad para afrontar la crisis política. Cada vez más es menor la cifra de votantes. Generalmente, los que sí cumplen con su compromiso ciudadano de votar son las mismas personas militantes de los mismos partidos, ya que el resto de la ciudadanía no se siente representada con los candidatos. Lo único que genera eso es la progresiva repetición de los exponentes políticos y el fortalecimiento de ese sentimiento de estancamiento político. Quienes no son conscientes de la importancia de su voto para el devenir de Chile, no solo regalan su futuro, sino que al mismo tiempo violan su derecho a manifestarse. Creo que tiene mucho mayor validéz la opinión de quien votó nulo o blanco que la resignación de quien simplemente no votó, porque al menos quien sí formó parte del proceso, está siendo un miembro activo de la sociedad y demostrando su desagrado o desacuerdo con la política de una manera que sí es válida y útil para generar un cambio. Dicen que quien no se informa no puede opinar. Del mismo modo, quien no vota ya no tiene el derecho de reclamar por lo que ocurra a apartir de las elecciones, pues el mismo decidió no hacer nada al respecto. Votar es como la boleta o el ticket de cambio que recibes cuando compras. No puedes reclamar  fallas en la calidad del producto que se compró si no se es cuidadoso y se pierde este documento. En un comienzo dije que Chile se está hundiendo y a pesar de que todos acriminamos a la irresponsabilidad política de esto, aunque sí tenga gran parte de la culpa, los ciudadanos que no son responsables y desaprovechan las instancias formales de voto y manifestación también lo son.

 

Retomando la idea inicial de este ensayo: Nadie querrá comprar en una tienda manchada, llena de polvo y sucia. Si bien es cierto que ya no se puede cambiar el daño cometido a la apariencia política de Chile, sí se puede hacer algo al respecto para enmendarlo y prevenir situaciones similares en el futuro.  Aunque el centro comercial es el lugar idóneo para realizar compras, no olvidemos que no es el único sitio para hacer aquello. Por esta razón, el centro comercial como unidad busca generar promociones y oportunidades que capten la atención de sus usuarios. La propaganda, entendiéndose esta como flyers o panfletos, ejerce un rol fundamental para cometer este objetivo. Para ello, se necesita de un buen equipo que otorgue “asesoramiento financiero”. Este debe ser capaz de responder a las necesidades del consumidor y dejar totalmente claro cómo funciona el sistema comercial. En el caso de la política, la propaganda correspondería a la educación cívica que el gobierno tiene como obligación otorgar a los ciudadanos si desea que estos tomen un rol activo y conscientes sobre las responsabilidades ciudadanas y la participación electoral que tanto desean, surgiendo esto como una forma de combatir la crisis política.

 

Ser un ciudadano en esta sociedad requiere más que solo formar parte de esta y exigir derechos. Dentro de los años de desarrollo del Siglo 21, la ignorancia ciudadana frente a temas cívicos ha sido una de las mayores problemáticas, sin embargo, queda olvidada e irreconocida cada vez que se discute el tema. La educación cívica es la clave para una ciudadanía saludable, pues otorga las herramientas necesarias para el pleno  y consiente ejercicio del rol ciudadano, sus responsabilididades, derechos y deberes que corresponden. Un aspecto relevante de la educación cívica es que permite que los ciudadanos tomen conocimiento del correcto funcionamiento del sistema gubernamental. De este modo, la ciudadanía ejercerá un rol activo al denunciar irregularidades en las conductas políticas, pués sabrán cómo debería actuar estas partes.  El sitio web www.elquintopoder.cl[2] menciona: “ La cívica es considerada como una ciencia de tipo social que involucra al individuo en el desarrollo integral de su patria, partiendo de los valores formados desde el hogar y desarrollados a través de su conciencia cívica, del mundo y el medio en el que se desenvuelve y amparado por las leyes que rigen al Estado de Chile.” En otras palabras, la cívica es el método ideal para integrar al individuo con la sociedad y las normas que a ella rigen, de modo tal que se vuelve parte activa, consciente, decisiva y fundamental del desarrollo de su país.

 

De aquí surge una reflexión muy relevante: Si Chile quiere cumplir con el objetivo de ser un país desarrollado y estable, reconocido como potencia Latinoamericana, debe primero educar a la ciudadanía, enseñándole sus derechos, deberes, responsabilidades y formas de manifestación. Así, los ciudadanos tendrían las herramientas para fundamentar sus opiniones con conocimiento cabal y generar instancias de reflexión para fomentar cambios. Hablando en nombre de las próximas generaciones, y desde lo que personalmente he observado entre mis compañeros de IV Medio, la comprensión sobre el mundo político y su acontecer es muy baja, a pesar de que la asignatura de Historia, Geografía y Ciencias Sociales  incluye una breve unidad respecto al tema. La mayoría de las personas no saben la diferencia entre los diversos partidos políticos ni qué ideologías políticas representan. Tampoco hay mayor conocimiento respecto a los derechos y deberes ciudadanos, las determinadas funciones del Estado y problemáticas tan simple como entender la importancia social de ser y actuar como un ciudadano. Dicho de manera más simple, el comprador ingresa al centro comercial sabiendo qué necesita, pero sin noción alguna de dónde encontrarlo. Esto no solo demora el proceso de compra, sino que también lo vuelve abrumante e indeseado.

 

Nuestra sociedad moderna no debe conformarse con la ignorancia. Finalmente, vivirían una realidad manipulada y ajena a ellos mismos dentro de un mundo altamente competitivo. Esta era de la globalización es reconocida dentro de la política por estar dirigida por intereses no muy honestos, morales, o mejor dicho, sanos. Se ha demostrado que su influencia  en los ámbitos políticos acarrea un sin fin de perjuicios que no pueden detenerse, pues la globalización es un proceso continuo y abierto al cambio. El aporte de un ciudadano verdaderamente instruido sobre su realidad social y cultural significa que la opinión que emita se basará en un sustento verídico y empírico, de modo que  cuando surja el momento para expresarse, sus argumenos serán válidos agentes de cambio. Sin una asignatura establecida como matería prima que fomente la toma de decisiones coherentes con conocimiento de causas y consecuencias, la opinión, en forma de voto, del ciudadano se presenta altamente manipulable y por situaciones como esta es que nuestro sistema político se debilita cada día más. Por tanto, la educación debe basarse en el conocimiento pleno y respetuoso, reconociendo la calidad humana del ciudadano bajo principios que incluyan a la ética y la moral. Así, se establecen sentencias claras para cada acto irregular cometido y se genera consciencia de la necesidad de formar parte de una sociedad honesta.

 

En periodo de campañas políticas para las próximas elecciones, me he dado cuenta de lo explícito que es el fenómeno de estancamiento político de Chile. Si se analizan cuidadosamente los datos otorgados durante el periodo de campaña, nos damos cuenta de cómo posiblemente podría renovarse un ciclo de las mismas propuestas políticas. El año 2006, Michelle Bachelet fue electa presidenta de la república. Posterior a su gobierno de 4 años, Sebastián Piñera continuó a la cabeza del gobierno por los siguientes 4 años. Luego, en el año 2014, Michelle Bachelet fue reelecta para el cargo de presidente. Con el término de su gobierno el próximo año 2018, ya se ha comenzado la búsqueda por el siguiente presidente de nuestra nación. No es sorprendente que dentro de  los candidatos más populares se encuentre una vez más el ex presidente y actual candidato Sebastián Piñera. En caso de que la participación electoral continúe como se muestra en su registro histórico, no sería de extrañar que en los próximos años sea el mismísimo señor Piñera quien gobierne a nuestro país. Aquí se demuestra un ciclo que ha olvidado la creación de nuevas propuestas creativas e innovadoras, pues lo único que se genera es una actualización o renovación a las mimas ideologías. A causa de esto, muchas personas deciden no asistir a ejercer su derecho a voto en el periodo electoral, ya que sienten que no tendrá influencia alguna en el ya predecible mundo político. Esto es un gran error. De cierto modo, esto también es consecuencia del voto voluntario. Si tú, ciudadano, no quieres ver a las mismas propuestas políticas una y otra vez luchando por alcanzar el más alto despacho del  Palacio de la Moneda, ejerce tu derecho a voto y haz algo al respecto. Un mensaje directo que causa impacto a la consciencia ciudadana. Votar nulo o blanco demuestra la inconformidad social con las reiteradas propuestas gubernamentales. No asistir a votar solo demuestra la ignorancia ciudadana y la urgente necesidad de reinstaurar la educación cívica. Y esta misma ignorancia cívica es la que causa que ciertas personas con autoridad pasen por alto nuestros derechos y se beneficien a si mismos en pos de proyectos manipulados. Quien renuncia a ser un miembro activo de su responsabilidad cívica perjudica al sistema democrático participativo y finalmente, la sustentabilidad de la forma de gobierno chilena no solo queda inestable, sino también olvidada.

Recordando hechos históricos de la política nacional, las personas durante el pronunciamiento militar fueron educadas por enseñanzas que fomentaban el menosprecio a los factores inherentes a la sociedad, con un pensamiento muy sesgado al reconocimiento de lo correcto y lo incorrecto. Del mismo modo, se engrandeció el saber matemático y científico por sobre el conocimiento lingüístico y social. Evidentemente esta fue una artimaña de control social. Como sea, hoy es claro el impacto de la ignorancia cívica de aquellas generaciones. Lo que destaca el desarrollo de un país se resume a las responsables proyecciones sociales que surgen del conocimiento del funcionamiento de la realidad en la que viven. Esto es lo que permite que la democracia funcione, de manera tal que los gobiernos sean elegidos por la mayoría de votos.

La constitución chilena ampara el derecho de libertad, desarrollo y estabilidad social, precisamente sobre lo cual la educación cívica busca generar consciencia. Por ello, es imprescindible reinstaurar esta asignatura para enfrentar la crisis política y baja representación en la participación electoral. Comprar es un proceso complejo. La diversidad entre tiendas es infinita. Mucha gente decide comprar en un determinado sitio motivada por temas aspiraciones. Es común creer que el estatus de una persona se basa en el partido en que milite. Pero una persona que solo compra en cierta tienda, porque los usuarios de esa tienda gozan de un grado de prestigio, probablemente terminará endeudada por algo que no puede pagar. ¿Podría decirse que ese usuario pertenece realmente a ese círculo comercial? No me refiero a que la política chilena deba estar delimitada por sectores sociales, sino que la falta de conocimiento puede llevar a que los ciudadanos se involucren en un determinado partido y se “endeuden” a futuro.

Aún contando con el retorno al voto obligatorio, la disminución de la edad mínima para votar, el cambio en el ciclo político y la reinstauración de la educación cívica, es posible que a la vitrina de la política chilena aún le queden un par de manchas. Retomando la analogía, el mall suele contar con un equipo de aseo y limpieza que vela por la salubridad del establecimiento. Quizás sea también necesario en el caso de la política la consolidación de un organismo externo, ajeno a las redes de poder en Chile, que regule, resguarde y vele por el correcto funcionamiento del sistema político. Así, un riguroso control de los actos y decisiones tomados estaría presente, en mano de personas que no tienen motivos de fallar a su moral cívica para ocultar irregularidades. Es probable que este último método para combatir la crisis política, y al mismo tiempo aumentar la participación electoral, sea uno de los más complejos de llevar a cabo. Como sea, comparto mi esperanza en la determinación de las próximas generaciones por llevar una vida en sociedad en espacios de libre opinión y sana esféra política.

Ya se han revisado los principales componentes de un centro comercial. Ahora bien, el futuro queda en manos de las decisiones del directorio y del comportamiento de los usuarios. Estimados señores políticos, dirijo mi urgente mensaje a ustedes. No se conformen con una ciudadanía ignorante. No se olviden que la juventud actual será quien tome las riendas del futuro de Chile, nuestro país. Dirijo mi mensaje específicamente a ustedes, porque son ustedes quienes nos gobiernan. Porque la propia ciudadanía chilena confió en otorgarles el poder a ustedes, sientan la necesidad de corresponder la urgencia de mis palabras. Todos podemos ir de compras por el centro comercial, incluso, es uno de los primeros paseos que tenemos cuando somos pequeños. Recuerden en sus memorias de la infancia lo increíble que era visitar el mall. Eran una pequeña parte de los usuarios que permitía que aquel sitio funcionara. Cuando crecieron llegaron a entender lo que realmente significaba comprar en ese  lugar. Muchos de ustedes tuvieron la oportunidad de recibir la mejor “asesoría financiera” para aprovechar sus visitas al centro comercial. No le nieguen esa oportunidad al resto de sus compatriotas chilenos. Y es la urgencia que denota este ensayo lo que quiero que recuerden. No solo está la política sufriendo una crisis, también los ciudadanos. ¿Se imaginan un país sin economía, sin centros comerciales, sin compradores ni vendedores? Simplemente sería el desarrollo y el progreso un hecho inconcebible. En nombre de la juventud chilena los llamo a tomar consciencia de sus actos, así como nosotros tomaremos consciencia de los nuestros. Mencioné a lo largo de este ensayo que en el proceso de comprar se intentaba llegar al más acertado punto de equilibrio, para que tanto el comprador como el vendedor se beneficiaran. Si instruyen a la sociedad, esta se sentirá motivada a ejercer correctamente sus derechos. Es ganancia desde cualquier perspectiva. En un mundo globalizado donde la economía se rige por un ciclo fugaz y una alta conducta consumista, todo lo que pasa de moda se convierte en desecho. No deje que esto ocurra con la política chilena. Ha llegado el momento en que se inicia un nuevo capítulo para el mundo político. El compromiso por generar proyectos transparentes para vivir con mejor calidad demostrará que la ciudadanía es algo importante para ustedes. Participar en las instancias formales demostrará que tenemos consciencia social y política, apoyando a la innovación de nuestro país. Abramos más instancias de negociación. Aceptemos los errores y cambiemos de actitud. Dije que la vitrina del centro comercial ”Política Chilena” estaba deteriorada, pero no hay nada que una buena limpieza no pueda arreglar. Las compras no tienen porque ser abrumadoras. Tampoco nuestro mundo político.

Hace unas semanas iba caminando por el Mall de mi ciudad natal, La Serena, y de algo tan simple como observar las vitrinas de todas esas ostentosas multitiendas, logré entender nuestra situación actual. Chile se estaba hundiendo, pero un cambio en la mentalidad social de nuestra ciudadanía salvaría a nuestro país. Caminando por el corredor principal del centro comercial nos reconocí. Un país que hoy sufre las consecuencias de la crisis política, pero que aún así, afronta las adversidades con calma. Ir de compras por el corredor político ya no significará un esfuerzo, sino que causará el regocijo de saber que la razón de la prosperidad de Chile se debe al aporte de cada uno de los miembros de la ciudadanía.

Chile me pertenece tanto a mi como a ustedes. Opinar e influir en el mundo político es mi derecho, y hoy lo comprendo a cabalidad. Solo tengo 17 años, pero no por eso permitiré que esta crisis política gane la batalla. No nos enfrentamos al peor enemigo, solo a un adversario temporal.

Caminando por el corredor del centro comercial nos reconocí. Una sociedad que ruge por el cambio, que desea ser parte activa de las decisiones gubernamentales y que quiere sentirse representada. El cambio esta a las puertas de la prosperidad de la República Chilena.

Bibliografía.

 

Copano, N. “6 claves para entender el Caso Soquimich”  [en línea]. MQLTV. Disponible en http://mqltv.com/6-breves-pasos-para-entender-el-caso-soquimich/. Visitada el 30 de Julio del 2017.

 

Garrido, G. “¿Por qué estudiar educación cívica?” [en línea]. El quinto poder. Disponible en http://www.elquintopoder.cl/educacion/por-que-estudiar-educacion-civica/. Visitada el 31 de Julio del 2017.

 

[1] MQLTV. 6 breves pasos para entender el Caso Soquimich. http://mqltv.com/6-breves-pasos-para-entender-el-caso-soquimich/ ( Última fecha de ingreso 30 de Julio del 2017 )

 

[2] Gerardo Garrido Caniucura, ¿Por qué estudiar educación cívica? http://www.elquintopoder.cl/educacion/por-que-estudiar-educacion-civica/ (Última fecha de ingreso 31 de Julio del 2017).

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