Este primer bloque de educación al que le llamamos inicial, se da desde los 0 a 6 años, periodo en el cual estamos más proclives a recibir ciertos estímulos en favor del aprendizaje, debido a la máxima plasticidad que posee nuestro cerebro, es decir, la capacidad de aprender y adaptarse a partir de las experiencias. Pero me enfocare en los 4 a 6 años, en donde se da inicio a la escolarización inicial (pre kinder y kinder), y en donde también, hay un cambio de paradigma por parte de las familias respecto a la educación inicial y el rol que debe asumir.

Las familias le ponen más énfasis al éxito académico que al desarrollo personal del niño.

Afirmo esto porque, en primer lugar, las familias tienen ideas más precoces respecto a los procesos evolutivos de sus hijos, pretendiendo que estos adquieran, por decirlo así, "aprendizajes esperados" por el hecho de  estar escolarizados en pre-kínder o kínder, niveles en los que deberían poseer ciertos conocimientos concretos, dejando de lado el hecho de que cada niño es diferente y tiene distintos procesos y ritmos de aprendizaje.

En uno de los ítems de un estudio sobre "expectativas evolutivas, ideas y creencias sobre la educación infantil de familias y maestros"(I.Vila,A.Bosch,A.Lleonart,A.Novella, A. del Valle,1996) se hace referencia a la gran brecha existente entre las educadoras de párvulo con las familias, respecto a las expectativas evolutivas y educativas de los hijos, demostrando la precocidad de estos últimos al esperar , por ejemplo, que los infantes puedan recordar y contar de memoria cuentos cortos o ponerse la ropa sin ayuda.

En segundo lugar, las familias valoran en mayor medida, la adquisición de conocimientos concretos como, por ejemplo, el lenguaje. El hecho de que el niño aprenda a leer y escribir, refleja, de alguna forma u otra, que el infante aprende algo "útil", lo que da esa sensacion de conformidad para las familias, más que los logros internos del menor, ya que estos no se manifiestan de la forma en que si se manifiestan las habilidades académicas.

En el mismo estudio mencionado anteriormente, se hace referencia al valor esencial que los padres le dan, más que los maestros, a la adquisición de habilidades académicas ligadas a la matemática y el lenguaje, idea concluida a partir de examinar los objetivos educativos de ambos microsistemas del niño.

Como último punto importante a considerar,está la hiperescolarización y productivización que se vive en la actualidad, lo que implica que claramente, se espere mucho más de la escolarización, que de resultados a cambio de las horas libres que cada vez son más escasas en la infancia.

Esto se puede evidenciar en el libro “Ser niño y niña en el Chile de hoy. La perspectiva de sus protagonistas acerca de la infancia, la adultez y las relaciones entre padre e hijos”, de autoría de Ana Vergara del Solar y Paulina Chávez Ibarra que aborda esta temática, haciendo alusión a la centralidad de las agendas infantiles en la actualidad, como aspectos sustantivos del neoliberalismo. Estas autoras hacen referencia precisamente a la hiperescolarización, vivenciadas como exigencias de responsabilidad, tanto de los infantes como los establecimientos.

En conclusión, el énfasis al éxito académico por parte de los adultos en la educación inicial es una realidad, no considerando esta etapa (escolarizada o no) como una etapa de desarrollo y crecimiento más allá de la adquisición de saberes matemáticos y lingüísticos. Esta visión más bien precoz del desarrollo genera en las familias, expectativas académicas altas de este nivel inicial escolarizado (pre kinder y kinder) respecto a la etapa en la que están los hijos y que conocimientos debe poseer , algo así como “aprendizajes esperados” Para redondear todo esto podemos terminar con la idea de la hiperescolarización, que genera la disminución de las horas de juego en el infante, lo que le da un matiz importante de responsabilidad a la escolarización y la espera de que le otorguen al menor, las herramientas académicas necesarias que le permitan al menor, llegar con una “base” a los siguientes niveles, sin tomar en cuenta los distintos ritmos y procesos de aprendizaje que estos pudiesen tener.

 

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