“Mi hijo murió en 1994, pero su corazón acaba de dejar de latir…” Dice Reg Green 22 años después de que ocurriera la tragedia. En ese entonces “manejaba su auto con su esposa, los dos niños en el asiento trasero, un coche de color oscuro se nos acercó por atrás y permaneció un rato…” recuerda; después escucharía los gritos, los disparos reventando las ventanas.

Era de noche y la familia de Reg andaba de visita en Italia, fue blanco de error, al parecer de un ajuste de cuentas entre bandas criminales… “Paré, salí del coche, se encendió la luz interior, pero Nicholas no se movió.”

Su hijo de siete años estaba con la mano extendida e inerte, con grumos de saliva en la boca. Había recibido un disparo en la cabeza. “Las vacaciones de una familia estadounidense terminan en pesadilla”, fue la noticia destacada en muchos titulares.

Nicholas murió en el hospital tras días sumido en un coma profundo. Antes de su fallecimiento sus padres tomaron una determinación que cambiaría la vida de siete familias italianas. Donaron sus órganos.

Tyno y Ana María, dos adolescentes muriéndose en diálisis, recibieron los riñones. María Pía, recibió su pulmón. Doménica una madre que no podía ver a su hijo con claridad enceguecida, obtuvo las corneas de Nicholas. Silvia y Franchesco también fueron beneficiados como lo hizo el joven Andrea que, a sus quince años con cinco fallidas operaciones al corazón, el quinceañero estaba en las últimas.

Gracias a esa generosa acción, su vida volvió a latir. Vivió otros 22 años más, falleciendo el año 2017.

Italia en ese entonces, con uno de los peores índices en Europa de donantes para personas en necesidad, estaba conmocionada. Estupefactos vieron como una familia en su llanto y luto hacía vida de un hijo muerto en la mas injusta de las circunstancias. El número de donaciones inmediatamente comenzó a crecer; en tan solo 10 años ese índice se triplicó. La prensa lo bautizó como el “Efecto Nicholas” y el ejemplo perdura hasta el día de hoy, porque esa familia estadounidense no solo cambió la vida de siete personas, sino que generó una cultura de cambio necesaria que redundó en que muchos mas puedan seguir con vida en la actualidad.

Hoy he querido compartir este mensaje para que Chile se ponga mas generoso con los muchos chilenos que tanto necesitan de un órgano para seguir viviendo. Creemos también esta misma cultura en nuestro país.

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