Hace  meses que el Gobierno llevaba tramitando  la agenda de regionalización, negociándola exitosamente en el Senado y considerándola como uno de sus proyectos emblemáticos. Fue presentado en el gobierno del Presidente Piñera para tratar de entregar mayores atribuciones a las regiones y el actual gobierno decidió continuar impulsándola.
Proyecto largamente esperado  por nuestras regiones desde hace  años, para generar un procedimiento que permitiera la transferencia de competencias a las regiones en materia de ordenamiento territorial, fomento de las actividades productivas y desarrollo social y cultural. 
En enero de 2015 el gobierno  presentó una indicación destinada a fortalecer el proceso de descentralización, pero que en la práctica generó dos grandes trabas para los gobiernos regionales: los excesivos plazos que tendrá el gobierno central para evaluar si transfiere o no  una competencia,  conservando la facultad de revocarla después de un año.  Por otro lado,  podría ocurrir que el intendente regional  elegido por votación directa sea  de distinta tendencia política que el Presidente de la República, lo que podría hacer  más engorrosa la transferencia e incluso no transferirse una determinada competencia.
Para evitarlo, diputados de la UDI  hicimos un esfuerzo importante  para que se otorgara mayor capacidad de gestión autónoma  a las regiones, presentando indicaciones tales como una serie de mecanismos que evitaban la discrecionalidad en transferir competencias y recursos a las regiones; normas que fortalecían la transparencia de los organismos regionales; mayor autonomía acompañada de responsabilidades delimitadas de manera expresa, entre otras, todas las cuales fueron declaradas inadmisibles por el Gobierno.
Afortunadamente para las regiones, cuando el subsecretario de Desarrollo Regional llevó el proyecto a la Cámara de Diputados, algunas de las enmiendas introducidas por el Gobierno no fueron aprobadas por los diputados de oposición, independientes y algunos oficialistas, lo que significa que el proyecto deberá volver al Senado para nueva revisión en tercer trámite.
Tenemos  la esperanza de tener un proyecto de ley menos malo para las regiones, con una auténtica descentralización que contribuya al  fortalecimiento de las condiciones educacionales, culturales y en general de todas aquellas que mejoren el desarrollo espiritual y material de los ciudadanos de regiones.
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