¿QUIÉN ES JESÚS?
Después de que Jesús calmó la tormenta, los sorprendidos discípulos se preguntaban unos a otros: “¿Qué hombre es éste, que aun los vientos y el mar le obedecen?” (Mat. 8:27). Marcos registra que preguntaron: “¿Quién es éste…?” (Mar. 4:41).
En los evangelios, la interrogante en cuanto a la identidad de Jesús es de mucha importancia. Dios el Padre identificó a Jesús como Su Hijo, tanto en Su bautismo como en la transfiguración (3:17; 17:5). Cristo mismo afirmó ser el Hijo de Dios (Jn. 5:17) haciéndose igual a Dios (Jn. 5:18).
Satanás reconoció a Jesús como el Hijo de Dios y utilizó este hecho como base para tentarlo (Mat. 4:3,6). Los demonios también reconocieron la divinidad de Jesús (Mat. 8:29). Sin embargo, el asunto de la identidad de Jesús fue debatido con frecuencia entre el pueblo judío (Mat. 16:13,14; Mar. 6:14–16; Jn. 7:40–44). Los mismos discípulos de Jesús a menudo no estaban seguros sobre exactamente quién era él en realidad, y cuando Jesús les preguntó sobre el asunto, Pedro hizo la gran confesión: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Mat. 16:16). Sin embargo, incluso después de la resurrección, algunos discípulos todavía dudaban (Mat. 28:17), y Cristo les reprochó su incredulidad y dureza de corazón (Mar. 16:14).
Entonces, “¿Quién es Jesús?”. Esta es la pregunta más importante que podemos contestar hoy. Jesús, el Hijo de Dios, se identificó como el único camino a la vida eterna (Jn. 14:6; cf. Hech. 4:12). También dijo: “Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados; porque si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis” (Jn. 8:24).
El confesar la deidad de Cristo es parte de la respuesta de fe para alcanzar la gracia de Dios (Mat. 10:32,33; Hech. 8:37; Rom. 10:9,10; 1 Tim. 6:12). La forma como respondemos a la pregunta sobre la identidad de Jesús determina nuestro destino eterno.
Y tú, ¿cómo responderás la pregunta acerca de la identidad de Jesús?
