Por organizadores(as) Marcha por la Ciencia y el Conocimiento Chile.

Los investigadores e investigadoras de hoy se encuentran en una posición difícil. Se les exige producir conocimiento a una cadencia que no siempre es compatible con el tiempo que toma la curiosidad en entender nuevos fenómenos, en condiciones de trabajo precarias que no les asegura un contrato laboral, previsión de salud, ni los mismos derechos sociales de los trabajadores que desempeñan funciones en la misma institución que ellos. Qué decir de las investigadoras, que además de sufrir las mismas condiciones laborales que sus pares del sexo opuesto, tienen que llevar el peso de una cultura machista, deben demostrar mil veces que se merecen el mismo estatus que sus colegas hombres, y algunas llegan a aceptar renunciar a su maternidad para no sacrificar su carrera profesional, o a la inversa. Quedando esto de manifiesto, ya que en Chile a investigadores hombres se les adjudica tres veces más proyectos que a mujeres.

Lo anterior es síntoma de un abandono de la investigación, que está dejada al arbitrio del mercado. Es reflejo de un Estado que no se hace cargo, que delega a las universidades la tarea de generar conocimiento, sin  asegurar estabilidad a quienes la ejercen, ni los medios adecuados para lograrlo, ni mucho menos diseñando los instrumentos necesarios para llevar este conocimiento a aplicaciones concretas que generen valor al país y a sus ciudadanos. A modo de ejemplo, según el informe del 2015 de la OCDE, el Estado chileno es el segundo país de la OCDE con más baja inversión en ciencia, llegando al 0,38% del PIB, lejos del promedio de la OCDE que llega al 2,4%. A esto se suma una centralización de los recursos de diez veces más en Santiago que en regiones como Los Lagos, Arica, Coquimbo y Magallanes, entre otras (datos encuesta ANIP 2017).

El descontento generado por la acumulación de condiciones adversas al desarrollo de la ciencia en el país, llevó a Chile a adherir a la primera Marcha por la Ciencia convocada el año 2017 en distintos países del mundo, a raíz de conflictos sobre políticas públicas de carácter restrictivo en ciencia y tecnología en Estados Unidos. Ese año, alrededor de 4500 investigadores e investigadoras se movilizaron en todo Chile para exigir más y mejores condiciones para la ciencia en el país.

Con el proyecto del futuro Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación ad portas de ser aceptado y las demandas en cuanto a condiciones laborales e institucionalidad aún vigentes, es que distintas organizaciones relacionadas con las diversas áreas del conocimiento en Chile vuelven a hacer un llamado  para llenar las calles el próximo sábado 14 de abril, para una nueva Marcha por la Ciencia y el Conocimiento.

En esta edición, el llamado no es sólo a los profesionales de las ciencias naturales y la ingeniería, sino que a todas las personas que desempeñan sus actividades en las distintas áreas del conocimiento y en todas las regiones de nuestro país, recogiendo así los conflictos que se viven en Ciencias Sociales, Artes y Humanidades. Esta ampliación en la convocatoria se debe a la necesidad de entender que los conflictos que viven los y las investigadoras son de carácter transversal, independiente del área, e incluso son vivenciados por personas no relacionadas con el mundo académico, por lo que es imperioso que la ciudadanía en su conjunto solidarice con estas demandas y las haga suyas.

Los chilenos y chilenas no pueden ignorar que sin un compromiso del Estado en diseñar un plan nacional de desarrollo del conocimiento y la investigación, que sea estratégico para el país y respete los derechos sociales de todo/as lo/as investigadores comprometido/as con ello, su propia calidad de vida se va a ver perjudicada. Por lo tanto, es de interés nacional que se piense desde el futuro Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación,  desde Conicyt, desde el Parlamento y desde las Universidades, estrategias de generación y utilización del conocimiento que permitan el bienestar social, medio ambiental, cultural y económico de nuestro país.

El petitorio 2018, fruto de las demandas que surgieron desde varias organizaciones que promueven el conocimiento en Chile, gira en torno a cinco ejes de conflictos, cada uno con las siguientes propuestas: i) Institucionalidad: fortalecimiento de las estructuras de producción de conocimiento a través de la creación de un Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación que recoja las diversidades y especificidades de las distintas áreas del conocimiento, y un aumento de la inversión estatal en investigación hasta el 1% del PIB; ii) Chile y sus talentos: establecimiento de un plan de desarrollo estratégico en investigación que contemple una descentralización de la producción de conocimiento al mismo tiempo que fortalezca la inserción de nuevos investigadores en el mercado laboral; iii) Derechos Sociales y Equidad de Género: fin a la precarización de las condiciones laborales de los investigadores a través de la creación de la carrera de investigador/a. Hacerse cargo de manera efectiva de las demandas en equidad de género, promoviendo la participación de mujeres en carreras STEAM y su acceso a puestos de responsabilidad en la Academia, y por otra parte, creando un instrumento de evaluación del respeto de la equidad de género en el proceso de acreditación de universidades; iv) Democratización del Conocimiento: creación de un Repositorio Digital para el libre acceso a las publicaciones generadas con fondos públicos junto con un cuestionamiento del rol de los medios de comunicación en la divulgación científica, y v) Educación: desarrollo de un plan de revalorización de las carreras científicas y humanistas en las escuelas desde temprana edad, que esté pensado desde el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación y que apunte a fomentar la creatividad y el proceso investigativo en los niños y niñas del país.

Por todos estos motivos, ¡nos vemos este sábado 14 de abril para marchar por la Ciencia y el Conocimiento a lo largo de todo Chile!

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