Por Juan Mas el Lun, 02/10/2017 - 17:48
Asistimos a hechos graves que no tienen nada que envidiar a Caín y Abel.
El hombre ha recorrido un largo camino y repite en forma inexorable cada tiempo o periodo los mismos hechos con distintas armas que vienen de lo más lejano en el tiempo.
Siempre primo un deseo de venganza por envidia, hijos a padres y viceversa entre hermanos.
Así el uso de todo elemento que produjera daño al por mayor primando siempre entre todos la violación al vencido o débil.
La reciente masacre de Las Vegas muestra el nivel de maldad y miseria al suicidarse el atacante dejando en las victimas una sensación de vacío y desesperación que cuesta
mucho armar la resiliencia para continuar viviendo.