A mediados de marzo de este año, el actual presidente asumió el cargo con un programa de gobierno bastante esperanzador y por supuesto, dedicó un apartado a la infancia; para así lanzar al mes siguiente su lema “Los Niños Primero”. Para su parafernalia invitó a unos cuantos niños a La Moneda, les dió un tour y ofreció actividades. Hasta el momento, todo era maravilloso. Y claro que lo era, si estaba “poniendo el parche ante´la herida” como se dice en buen chileno, ya que en enero del presente año, agentes de la ONU visitaron los centros sename y posterior a esto, se esperaba la opinión de los expertos. Para nuestra desgracia, en el mes de julio, los agentes de las naciones unidas declararon que Chile violaba sistemáticamente los derechos de los niños; 17 artículos de la convención de derechos del niño, para ser más exacta. Éstos abarcan discriminación, derecho a la vida, al desarrollo, entre otros. Y yo me pregunto, ¿Qué está haciendo el Estado frente a las infancias vulneradas en nuestro país?, ¿Qué puedo hacer yo como futura educadora al respecto?

Por lo visto, el Estado ha tomado decisiones en el ámbito educación, con el gran proyecto de ley “aula segura”, privando a estudiantes con conductas disruptivas de la única herramienta que los puede ayudar a “emparejar la cancha”; además de violar una vez más los derechos de niños y adolescentes; quitando así su derecho a educación, lo que a mi juicio es contradictorio según lo que se plantea cuando hablan sobre infancia y su protagonismo en primera fila. Es evidente que quitar la educación a una persona hace que no tenga las mismas posibilidades de surgir que otras, creando una brecha social aún más amplia. Más aún, al hablar de este proyecto de ley, siempre se habla de educación pública, la que es gratis, la que no tiene la mejor calidad ni la mejor infraestructura, pero es lo que hay para quienes no pueden pagar por una educación digna. Entonces, ¿Cómo se logra emparejar la cancha si por una parte somos líder en violar los derechos de los niños y por otra, somos líder en dejar desastres en la educación pública? 

Para mí, el problema central no está en sename o los colegios (claro está que tampoco se pueden invisibilizar estas situaciones), sino las concepciones de las infancias, que se presumen como un tema importante para los políticos del cual mucho hablan y poco hacen.

Y es así como se afirma a través del informe ONU, quien dice que el estado tiene la incapacidad de cambiar leyes y malas prácticas que se conocían, aludiendo totalmente al caso sename pero que es transversal y totalmente aplicable a los casos educacionales.

Difícil es el panorama, más aún si el gobierno de turno cree que “(...) la cuna es aún el mejor predictor de nuestro futuro” (“Programa de gobierno 2018-2022” p.94).

Difícil es para mi generación de educadoras inculcar que tu cuna no determina el tipo de persona que llegarás a ser, pero si la educación que recibas.

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