Puedo hacer que mis pensamientos de una noche silenciosa
tomen el camino hasta mi mano derechapara que escriba de ellos en una hoja en blanco,sin vida, dándole, así, sentido y una historia la cual alguien leerá en algún momentos.
Éstas son las letras de una madrugada,
que no se podía dormir sin antes exponer ésto.
La verdad es que no puedo hacer más que escribir lo que la voz de mi cabeza dicta en mis oídos,
con su voz aterciopelada;
con ella e llegado a tener conversaciones completas
hasta e tomado decisiones;
no recuerdo una fecha en la que le haya escuchado por primera vez,
sólo sé que siempre está ahí
comentado y aconsejando,
aveces para bien, y aveces para mal, pero siempre está.
Creo que llegó en el momento más solitario de mi vida,
en el primer momento en el que no tenía con quien hablar de nada.
Fue cuando llegó.