Junto a la lluvia torrencial de promesas que cada candidato ha lanzado a los cuatro vientos,  ninguno ha especificado con la misma energía, que la mayoría de los grandes cambios que proponen, de llegar a La Moneda, con su sola disposición a hacerlos, no basta, o sea no es cosa de llegar, cruzarse la banda presidencial  y abrazarse, claro porque  dependiendo de la importancia del proyecto,  será motivo  de largas negociaciones en el  Congreso para lograr los quórums necesarios, en palabras simples, necesariamente deben contar con un sólido respaldo parlamentario, porque  está claro que “las guindas (promesas) de la torta (de la campaña electoral)”, como  terminar con las AFP, con las Isapres, transmitir el futbol por la señal abierta, un tren de Arica a la Patagonia, subir el sueldo mínimo, por nombrar algunas, serían huesos duros de roer, por lo que es muy necesario que cada elector tenga las cosas muy claras y no se deje llevar por el corazón, cuando todo indica que en estos casos debe imperar la razón,  es perentorio que los chilenos sean exigentes, cada promesa trae unida un sinfín de trámites, generalmente desconocidos para la mayoría, situación muy explotada por la Familia Política & Asociados, es tiempo para marcar un antes y un después, pero si después de todo no quiere calentarse mucho la cabeza con números y promesas para decidirse, al menos, acuérdese de NO votar  por el candidato que más le promete, porque al final  será el que más lo decepcione…

Luis Enrique Soler Milla

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