Ahora son los propios miembros del clero que le piden al Obispo Barros que dé un paso al costado, sumándose al grupo de osorninos, que sumado a la voltereta papal, que de pasar de total  incrédulo de las acusaciones en contra de Barros, tratándolas de calumnias, a enviar al Arzobispo Scicluna, tras pedir perdón a los chilenos por sus palabras,  para que entrevistará a los denunciantes de los abusos de Karadima y de la complacencia de Barros como observador y participe de ellos... cabe la pregunta...

¿Y por qué el Obispo Barros no se va?

Sin lugar a ninguna duda la respuesta siempre la ha tenido Francisco, por algo apenas llegó al papado, prometió sacar a todos los abusadores de sotana de la Iglesia, pero tenía al frente a una poderosa Curia Romana, es cosa de ver los insospechados rumbos que han tomado todos los casos de abusos sexuales en el interior de la Iglesia Católica a lo largo del tiempo, en que los abusadores han contado con la protección de la Curia Romana para no hacerlos públicos (Ejemplo Cura Maciel de Los Legionarios de Cristo) y así evitándoles  el justo y duro castigo de la justicia terrenal,  escondiéndolos y “condenándolos solo a rezar”...

Dado todo lo anterior, si después de leer el informe de Scicluna, Francisco decide mantener a Barros en su puesto, quedará la duda si fue por los hechos investigados ó por los intrincados nudos y compromisos  que se viven en los pasillos del Vaticano, tan desconocidos, tan lejanos, increíbles  para la mayoría de los católicos locales,  que solo van a misa los domingos, ahora bien y si le retira el piso a Barros y a otros implicados, solo será el premio a la perseverancia, a la valentía  de los abusados... y que conste que todo esto ocurrió, ocurre y ocurrirá bajo la atenta mirada de Cristo, que si sabe del por qué no se resolvió antes la suerte de Barros para aclarar la actual situación tan desmedrada de la Iglesia Católica nacional...., se podrán librar de la acotada justicia terrenal, pero con fe los católicos, esperamos que no se libren de la justicia divina, que sí es para toda la eternidad... Amén

Luis Enrique Soler Milla

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