Cuando se sabe que, en la medida que un parlamentario no esté debidamente capacitado para ejercer su labor legislativa en forma brillante, para lo cual se ofreció a sus electores, surgen masivamente los asesores, para apuntalarlo en sus labores, lo cual es directamente proporcional, es decir mientras más exiguos sean los conocimientos con que cuenta, más asesores va a requerir que lo apoyen...
Cuando para mí es urgente la necesidad de aumentar los requisitos de los candidatos al Congreso, como para otros cargos públicos, como una manera de parar la sangría de fondos fiscales, que en realidad es el dinero de todos los chilenos, para pagar a los citados asesores y así reparar la falta de idoneidad de los elegidos por los electores...
Cuando ocurre todo lo anterior, y como es “un secreto a voces” que cuando el parlamentario tiene precarios conocimientos para desempeñarse en el Congreso en su labor legislativa, de fiscalización, son sus asesores los que hacen la pega por él, las propuestas de proyectos, los discursos en la sala e incluso determinan como deberá votar, o sea, palabras más palabras menos, el elector votó por un candidato y los que legislan, son sus asesores, por lo tanto el primer requisito para ser parlamentario debería ser... haber ejercido de asesor en el Congreso, a parte de los básicos, edad, nacionalidad, etc. y sin temor a equivocarme, hasta nos saldrían más baratos..., promover el aumentar los cupos parlamentarios, para solo tener “Honorables que calentarán los escaños”, debidamente apuntalados por onerosos asesores y todos debidamente pagados por los mismos chilenos, no da para más...,
“La culpa no es de los asesores, es de los chilenos que no son exigentes con quienes postulan al Congreso y los eligen sin hacer un profundo análisis personal antes de votarlos”
Luis Enrique Soler Milla