Estimado Director:

Lo más probable es que a todos nos ha pasado, más de alguna vez, que las recetas de los médicos que consultamos son ilegibles, por lo que nos entregamos a los dones de quien nos atienda en la farmacia, para que descifre el nombre correcto del remedio..., bueno esto no pasó con una guagua a quién su pediatra le recetó Trioval (remedio para el resfrío) y en la farmacia a sus padres  le vendieron Tramal (fuerte analgésico para mayores de 16 años y no aprobado para uso pediátrico)...resultando intoxicada...

Se podrían dar muchos consejos para evitar estos garrafales errores, como leer la receta en el momento que el médico la extiende, nombre de remedios, las cantidades a tomar, días del tratamiento, etc., y si no se entiende nada, pedir que se haga más legible...

Otra forma sería que el médico incluyera en el texto de la receta la dolencia del paciente, edad,  para que la farmacia tenga otros datos para atender correctamente la receta...  

Muchas veces hemos alabado las facultades de los dependientes de las farmacias, para entender estos verdaderos “jeroglíficos médicos”, pero con el delicado caso de la guagua intoxicada con Tramal por Trioval, queda muy demostrado, que no son infalibles, por lo que pueden ocurrir verdaderas tragedias...

Solo la buena disposición de los médicos para mejorar y aclarar sus letras, la lectura inmediata del paciente ó de acompañantes de la receta extendida, permitirán no depender finalmente del buen ojo del atendedor de la farmacia e incluso del farmacéutico, para tomar el remedio realmente recetado,...de lo contrario sí... el remedio podría salir mucho más caro que la propia enfermedad... ¡y eso no es ningún chiste!

Luis Enrique Soler Milla

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