El rico queso de cabra, un asado de cabrito y el tradicional pisco forman parte de nuestra tradición productiva. La misma que, año a año, adquiere nueva experiencia y conocimientos frescos para mantenerse actualizada y más vigente que nunca, incorporando a las nuevas generaciones.
Trabajo que no es fácil, pero, que desde programas como Acelera de Corfo, se ha dinamizado a tal punto que hoy es posible afirmar que se está apostando por rescatar las tradicionales actividades productivas de la Región de Coquimbo, perfeccionándolas, fortaleciéndolas y convirtiéndolas en el principal bastión para conquistar nuevos mercados sobre los cuales proyectar nuevos desafíos.
Han sido ese ímpetu y tesón con el que se ha trabajado en boot camps y demodays los que han permitido llegar rápidamente al punto en el que estamos, con empresas potencialmente acelerables en cada uno de los territorios de oportunidad que se han detectado y que muy pronto esperamos puedan convertirse en nuevos focos de desarrollo que contribuyan a mejorar la calidad de vida de los empresarios, sus colaboradores y familias.
Una meta que de a poco se ha ido logrando y que, basada en el rescate de las tradiciones de cada zona, ya ha servido de ejemplo para que, al igual como ocurrió en la Región de Coquimbo se sumen nuevas regiones como las de O’Higgins, Atacama o Maule, para que al igual que como ocurre con la producción de queso y pisco, se haga costumbre el apoyar a los empresarios que habitan los nuevos ecosistemas de emprendimiento que hemos creado.