Cuando el senador por la Región del Maule Juan Antonio Coloma defiende el rodeo y mezcla la cueca, la chicha, las empanadas con la medialuna, en relación directa con la práctica del rodeo, como parte de los regocijos de los chilenos y que según sus palabras están enraizados en las tradiciones más profundas de nuestro país, mezcla peras con manzanas, sin lugar a dudas, el gusto de bailar varios pies de cuecas, bien zapateadas, de “pata en quincha”, el tomarse un buen cacho de chicha, producto del trabajo de nuestro campo, ni hablar de comerse unas buenas empanadas “caldúas”, de aquellas recetas  que se transmiten de generación en generación, que hacen olvidar cualquier dieta, son una cosa, tan propias del festejo familiar, de las fiestas de nuestro dieciocho, que son tradiciones, no hay ninguna duda, sin embargo incluir la práctica del rodeo en medio de estos placeres nacionales, sinónimos de entretención, algazaras y buenas vibras, se escapa del marco de referencia, ya que desde el momento que personas aplauden, avivan, incitan y qué además dicen disfrutar mientras lo observan con la barbarie de ver como un jinete bien aperado montado sobre un caballo, también victima silente de este mal llamado deporte arremete en contra de un novillo con brutales caballazos, que ni se percata de la cueca como banda musical, de los cachos de chichas y de las empanadas que disfrutan los asistentes a su calvario, simplemente sus costillas le roban toda su atención por dolor, …No es posible que para que un grupo de personas se divierta plenamente con nuestras tradiciones, necesite incluir junto a la  cueca, chicha y empanadas el martirio de novillos y caballos, …si  nos vamos a divertir, divirtámonos todos, pero no a cambio del sufrimiento de otros seres vivos, la naturaleza los puso en la tierra para algo mejor que terminar vejados en una medialuna, al compas de una cueca, un cacho de chicha y una empanada “caldúa”,….

Luis Enrique Soler Milla

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