Sonaron muy fuertes las alarmas en la Comunidad Jesuita y era que no, cuando se hizo público que uno de los primeros en declarar para abogar que el Vaticano declarará Santo al Padre Hurtado, fue nada más y nada menos que el ex cura Karadima, expulsado del sacerdocio por ser un abusador sexual en serie solo hace unos días, en donde detalló que su cercanía, al que llegaría a ser santo le hizo posteriormente vestirse de sotana y además el haber estado con él en varias ocasiones, incluso a horas de morir... Una vez detenidas las alarmas, surgieron voces entre los jesuitas, colocando en duda la demasiada cercanía de Karadima con Hurtado, culpando a la imaginería del reciente expulsado por pedófilo, pero cabe destacar que los jesuitas no habían dicho una palabra en tal sentido durante los últimos 30 ó 40 años, hasta ahora, que se publicó de la supuesta amistad entre ambos curas y toda vez que Karadima, a todas luces, definitivamente no siguió el camino a la santidad que le habría mostrado el Padre Hurtado... El ensordecedor sonido de las alarmas, remeció los cimientos de la Comunidad Jesuita, pero que importa que Karadima lo haya conocido, que hayan conversado, que hayan compartido, en vez de salir despavoridos a negarlo más tres veces antes de que cantara el gallo, deberían haberse acordado de la cita del galileo “Por sus obras les conoceréis” Mateo 7:16, porque queda más que claro que entre nuestro San Alberto Hurtado y el ex cura y abusador de menores Karadima, independientemente que se hayan conocido, más ó menos, no existe una montaña, sino que 7 veces 7 montañas de diferencia entre ambos, mientras el primero decía “Hay dar hasta que duela”, al segundo “Se merece que la justicia terrenal le dé hasta que le duela y sienta en sí mismo todo el daño que provocó en sus víctimas”, Amén. Luis Enrique Soler Milla
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