Las antiguas oleadas de inmigrantes en la región han dejado un importante legado que no ha sido evaluado, ni menos registrado con una mirada  actualizada y contingente.  Recientemente trabajé realizando el montaje  del documental “Trentinos, un fragmento de la memoria” del historiador Rodrigo Iribarren. En él se narra la llegada, estadía, recibimiento, las desdichas, los sinsabores y las alegrías de esta  inmigración ocurrida en la región entre 1951 -1953. Al ver y escuchar los testimonios de estos Italianos, uno puede ver y sentir ser un inmigrante. “Pasamos de todo”, dicen algunos personajes del documental, la guerra, muerte, hambre…  Giussepe Eccher expresa:  “nunca voy a olvidar mi llegada a Ovalle…. llegué con una frazada , un tenedor y un plato“.

Entonces dirigí mi atención en el tema; con  un nuevo proyecto de cine documental sobre las inmigraciones en el Limarí. Ya sabemos que en nuestra ciudad de Ovalle hay presencia de aquellos inmigrantes que llegaron a entregar su trabajo y otras cosas más, a una ciudad que también está en crecimiento constante, pero no sabemos como fue su acogida y otros detalles, como los aportes. Creo que viendo y escuchando algunos testimonios sabremos también como fuimos o nos comportamos con los recién llegados y como se transformó nuestra identidad. El cine documental tiene esa  particularidad que se revela también como un espejo de la sociedad.

Cuando niños veíamos a los inmigrantes de forma curiosa, lo mismo que ocurre hoy con los inmigrantes Haitianos y otros,  que ya están instalándose en nuestra economía y sistema social. No es extraño  verlos en la Gobernación del Limarí, copando las bancas de la sala de espera. Otros con sus poses sélficas fotografiándose frente a las fuentes de aguas danzantes, otros llegando a las oficinas de la policia a regularizar su situacion de inmigrante. Son alegres, humildes y vienen esperanzados.

Sin embargo no es nueva esta presencia, solo es más visible que antaño y bajo otras circunstancias. La gente de color ya estuvo en estas tierras, en circunstancias lamentables como la esclavitud y aún perviven ciertas caracteristicas fenotipicas que se pueden rastrear. Algunos de sus descendientes caminan por las calles del Limarí.

Los Ovallinos de hoy, tal vez miran a los inmigrantes como nosotros los veíamos antiguamente, con curiosidad. Otros siguiendo alguna corriente de opinión política  los ven como una  como competencia en el plano laboral, otros no los quieren, en fin, se dan una serie de reacciones  de afecto y otras no tanto. De estas observaciones surgen una serie de preguntas acerca de estas gentes venidas de otras tierras, que ya caminan por las calles de la ciudad y para quienes tal vez la sirena bomberil del mediodía se transforme en ese elemento de pulsación constante en su nueva vida acá en el Norte.

 Así como los Italianos trentinos instalaron sus negocios  y sus panaderías, o los Españoles con sus molinos harineros, o los ex Yugoeslavos con sus almacenes, o los Árabes y Sirios con sus almacenes de telas  y vestimentas  lo hicieron antiguamente, hoy, los Colombianos o Dominicanos con sus negocios de peluquerías hacen lo suyo. También podríamos imaginar que los recién llegados  prontamente estarán instalados con algún negocio o ejerciendo alguna profesión y quizas cuando vayamos a ver el dentista el que nos urguetee la boca sea uno de ellos.

 

Entonces inicié la búsqueda de recursos para trabajar en el nuevo proyecto de cine documental  “Segunda Patria” y fue planteado al GORE como un proyecto de Impacto Regional. Lamentablemente,   creo que no fue leido en profundidad y desechado por un sistema carente de análisis y manipulado, donde la relevancia y calidad están ausentes. Ergo no genera confianza y al mismo tiempo es una paradoja porque el  intendente Ibáñez y otras autoridades de cultura, pregonan  la fundación de una “Industria Audiovisual”, asunto que por este tipo de fallas del sistema, no es más que una fantasía.

“ Segunda Patria “quiere confrontar visiones y opiniones al estilo del reportaje sobre la formación de un nueva cultura Limarína y de paso preguntarnos:

¿Somos capaces de convivir con culturas tan disímiles a la nuestra, como es el caso de los Haitianos?, que se comunican en un dialecto dificil de asimilar, son numerosos y con hambre de trabajar.

¿Cambiará nuestra forma de ser y de vernos?.

¿Estamos asistiendo a una “creolización” de la cultura del Limarí?

Tal vez, en unos años más , tengamos mulatos entre los limarinos.

Atte.

Sergio Olivares Contreras

Documentalista

www.trashumantes.cl

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