El discurso de la Presidenta de la República de este jueves pasado, más que una rendición de cuentas a la ciudadanía, fue simplemente un discurso netamente político, propio del sello de su gobierno, porque de ciudadano, NADA. Se limitó a comparar su gestión, con la gestión de Sebastián Piñera. Asimismo, fue un discurso tremendamente ideologizado, dirigido a su sector, olvidándose que gobierna para un país completo. La verdad es que no vale la pena analizarlo, ya que es imposible analizar una realidad paralela, en que la mayoría de la gente no vive en ella. Lo único que puedo decir es que su discurso reflejó a la perfección lo que fue su gobierno. Un gobierno muy ideologizado, donde su sello estuvo marcada por su retroexcavadora; la política como forma de conquista del poder; improvisado; y en definitiva con una falta de sintonía absoluta con las necesidades de la gente. Esto último creo que fue, lamentablemente, lo más relevante de su gestión, ya que esta desconexión con la ciudadanía se vio en la pérdida de muchos empleos formales, generando situaciones complejas para las personas y las familias. Las remuneraciones, de los que conservaron sus empleos, simplemente no crecieron. Se perdió la posibilidad de mejorar las condiciones de trabajo y los empleos “por cuenta propia” y los “públicos”, se dispararon. Asimismo, la inversión se pegó un frenazo nunca antes visto, que afectó principalmente a las Pymes, las cuales se han resentido fuertemente. Por otra parte, este frenazo significó que nuestro crecimiento económico tuviera una caída a niveles tan bajos, que las recaudaciones durante estos 4 años fueran muy escasas, impidiendo que el Estado pudiera financiar las obras y programas sociales tan necesarios para los más vulnerables. Por otra parte, esta falta de sintonía se reflejó en una pésima política pública en materia de salud, donde la deuda hospitalaria alcanzó cifras siderales; la infraestructura hospitalaria se paralizó, en desmedro de la gente; y las listas de espera volvieron a incrementarse. Paralelamente, los delincuentes tuvieron chipe libre para hacer de las suyas, aumentándose los índices de victimización a niveles realmente preocupantes y los delitos cada día se fueron agravando. En materia educacional, se olvidaron de la calidad y el mérito, como base de la misma, enfocándose en una gratuidad, sin contenido y en desmedro de la clase media, que perdió toda posibilidad de elegir donde pueden estudiar sus hijos, etc. Por suerte, este fue su último discurso y la sensación en la calle es que se vienen tiempos mejores, donde recuperamos la capacidad de diálogo y generar acuerdos, se crearán empleos y se mejorarán los sueldos, se combatirá la delincuencia y se mejorará la salud para que en definitiva volvamos a ese camino del cual nunca debimos haber salido .  

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