Con el paso histórico, los NNA han adquirido cada vez más importancia. Paulatinamente, se hacen parte de la comunidad, en pos de derribar el pensamiento adulto centrista presente, pero esta no es la única bandera de lucha con la que deben cargar. Al ser considerados como “minoría”, se ven como sujetos vulnerables, que requieren de mayor protección. Sin embargo, no todos tienen seguro este amparo, puesto que existe un elevado porcentaje de niños que sufre de violencia por parte de sus cuidadores. Es el Estado, organismo autónomo, el encargado de velar por el bienestar de niños y niñas. La manera de hacerse cargo es a través de, idealmente, la formulación de programas de amplia cobertura que muestren resultados tangibles de su funcionamiento. Estos programas buscan formar a la ciudadanía, con el objetivo de prevenir conductas agresivas que puedan repercutir en los NNA afectados, junto con la promoción del respeto por la infancia

Estos programas son altamente necesarios, según estudios de UNICEF el 71% de los niños, niñas y adolescentes chilenos dicen haber sufrido algún tipo de violencia por parte de sus padres o cuidadores. Al categorizar las formas de violencia que reciben los NNA, se encuentran tres grandes grupos: violencia psicológica, física leve y física grave. La violencia se da manera transversal en la situación socioeconómica que se encuentre los niños chilenos.

Las políticas públicas que ha implementado el Estado Chileno para combatir el maltrato infantil son pocas. Por ejemplo, el programa “Nadie es perfecto” de Chile Crece Contigo, que pretende introducir las habilidades de crianza para madres/ padres/ cuidadores de niñas y niños de 0 a 5 años, busca ayudar a los padres para que aumenten su comprensión en distintas áreas de la vida de sus hijos, tener una mejor relación familiar y prevenir/evitar violencia intrafamiliar. Además, existen diversas publicaciones de UNICEF, con el objetivo de prevenir la violencia y qué hacer en caso.  

La cantidad de conclusiones que se han obtenido sobre los niveles de violencia que viven los NNA por medio de investigaciones, entrevistas o denuncias son muchas, pero ¿cuándo será el momento en que el Estado Chileno realmente cree una política pública, que permita erradicar de raíz el problema para obtener soluciones efectivas en la población?

Esto requiere de un programa de protección a la infancia que implique todos los sistemas al cual puede estar expuesto un infante, tanto en la escuela como en el resto de su comunidad. Diversas investigaciones realizadas hasta el 2010 sobre el maltrato infantil, por la “Universidad de Canadá” dan cuenta de cuáles son los servicios y programas comprobadamente efectivos que previenen el maltrato infantil. Wolfe (2004) afirma:

Los programas (…) basados en la comunidad, se consideran más prometedores, puesto que llegan a mayor número de familias y están diseñados para encarar los problemas antes de que éstos se tornen más severos. Los programas que ofrecen una aproximación personalizada, se consideran como los más exitosos para ayudar a las familias de alto riesgo y a sus niños. Es importante proporcionar desarrollo a los niños e información parental que sea fácilmente comprensible, práctica y accesible a todos los padres, tanto actuales como potenciales. (p. 39)

Considero que, estas investigaciones y programas son aplicables al contexto en el cual se realizaron, pero si lo situamos en Chile, no existe realmente un presupuesto para ofrecer una atención personalizada en todas las clases sociales, por el hecho que la violencia en sí,  se da de manera transversal en los distintos estratos socioeconómicos, ya que la mayoría del financiamiento que recibe la educación inicial son de instituciones privadas o países externos. Si el Estado entregara ayuda social, esta contaría con una mejor aceptación en la población más vulnerable, no así en los padres de estrato socioeconómico alto debido al pensamiento genérico que ellos promueven “no se metan con mis hijos”; situación que también se pudiese dar en la clase baja, pero al hablarse de NNA en riesgo social y vulnerables, el Estado tiene más “poder” a la hora de intervenir por el bien de estos. Pienso que una manera más efectiva de aplicar estos programas es ofrecer una atención personalizada en la clase vulnerable, baja y en la clase media, media alta y alta, entregar programas comunitarios, con un trabajo en conjunto entre el municipio, escuela y juntas de vecinos. Se estaría destinando los recursos en NNA desde diferentes aristas, pero aún así se abordaría el tema de la violencia, respetando los recursos y siendo acorde a la realidad económica nacional.

Sin embargo, en Chile, aún no se promueve del todo información para padres y niños de manera accesible. La atención personalizada ni siquiera está dentro de los planes. Es el Acuerdo Nacional por la Infancia del gobierno actual, implementado en 2018, el que pone sobre el papel  94 propuestas para promover el desarrollo de los niños y niñas del país. La primera de las propuestas habla de fortalecer los programas de habilidades parentales, para esto se construirá una Ruta de Acompañamiento a la Paren talidad Positiva y Crianza Respetuosa, a partir de: incrementar la cobertura del Taller “Nadie es Perfecto” del Sistema Chile Crece Contigo y se crea una oferta complementaria para que las familias de mayor complejidad que actualmente son excluidas de dicho programa puedan acceder.

A pesar de estos esfuerzos, hasta que estas ideas no traspasen de lo protocolar y sean puestas en marcha, será la responsabilidad de la comunidad y los docentes, promover una niñez óptima y libre de maltrato. Que se materialice en una escucha activa del niño, suscitando sus derechos, dialogando y conversando, en pos de promover una formación sin violencias.

X