El fuego -que dañó a las regiones del Maule, Biobío, O'Higgins, Metropolitana, Araucanía y Valparaíso- causó 11 muertos, afectó a 7.157 personas, destruyó 1.644 viviendas y quemó unas 600.000 hectáreas de bosques y pastizales

Chile ha aprendido de las catástrofes vividas en los últimos años y ahora está preparado para hacer frente a este tipo de situaciones, dijo en entrevista con Efe la representante local de las Naciones Unidas, Silvia Rucks.

"Chile se ha tomado muy en serio el tema de la gestión de grandes riesgos", asegura Rucks, coordinadora en Chile de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Afectó a seis regiones...


Así opina también el equipo de especialistas del sistema de las Naciones Unidas para la Coordinación y Evaluación en Casos de Desastre (UNDAC) que ha estado trabajando en Chile durante los incendios que en las últimas semanas han arrasado grandes extensiones en el centro y sur del país.

El fuego -que afectó a las regiones del Maule, Biobío, O'Higgins, Metropolitana, Araucanía y Valparaíso- causó 11 muertos, afectó a 7.157 personas, destruyó 1.644 viviendas y quemó unas 600.000 hectáreas de bosques y pastizales.

El Gobierno de Chile dio luz verde a la ayuda de emergencia ofrecida por la ONU, que desplegó su equipo en las regiones del Maule y Biobío, precisamente la zona más castigada por el terremoto de febrero de 2010.

"En cuestión de horas el Gobierno de Chile aceptó la ayuda. Esto es muy diferente a lo que ocurre en otros países, que tardan varios días en dar una respuesta y, a veces, ni responden", precisa Rucks, quien también es representante del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Especialistas estuvieron durante diez días

Durante dos semanas, diez especialistas de diferentes países de América Latina, Gran Bretaña, Suiza y Estados Unidos se desplegaron en terreno para apoyar a las autoridades en la emergencia y hacer una evaluación de cómo se hizo frente a la catástrofe.

Varios miembros de la misión ya habían estado en Chile cuando ocurrieron el terremoto de 2010 y los aluviones en el desierto de Atacama en 2015.

"Eso es muy útil, porque estos especialistas lograron identificar avances en cómo se implementaron las recomendaciones que ellos ya habían entregado antes a las autoridades", explica Silvia Rucks.

"Esto es muy satisfactorio, porque no todos los países toman en cuenta nuestros informes. Una vez que se han levantado los escombros o se ha apagado el fuego, algunos se olvidan", apostilla.

El pasado jueves, la representante de la ONU en Chile entregó al director de la Oficina Nacional de Emergencia (Onemi) de Chile, Ricardo Toro, el informe sobre los incendios.

"Siempre hay oportunidades de mejorar y las hemos identificado. Esto se comparte con mucha franqueza y honestidad con el Gobierno chileno", cuenta.

Aunque el documento todavía no es público, Rucks anticipa a Efe algunas de sus principales conclusiones, entre las que destaca la referida a la dimensión humanitaria.

"Es muy duro hablar del número de víctimas fatales. En Chile hubo 11 muertos, de los cuales 3 eran pobladores y el resto, personas que combatían el incendio, que tenían un riesgo mayor. Además, Chile perdió 600.000 hectáreas".

"Para hacerse una idea de la dimensión de la catástrofe, lo único comparable es el caso de Australia, que perdió 450.000 hectáreas en un incendio en el que fallecieron 200 personas", relata Rucks.

"En ese sentido, la prioridad del Gobierno de Chile de salvar las vidas fue una respuesta adecuada con los estándares internacionales. Funcionó la evacuación y la atención prioritaria a la gente", destaca la representante de la ONU, quien anticipa que otro de los consejos tiene que ver con la coordinación.

"Chile es conocido por su atención a las emergencias, especialmente en el caso de terremotos y sismos. Mucha de esa experiencia se puede trasladar los incendios", explica.

En este sentido, la ONU considera que "se requiere mucha más coordinación" a nivel sectorial (salud, educación, vivienda), territorial, y entre los ámbitos público y privado.

"No puede ser que haya dos líneas de trabajo paralelas, por un lado el trabajo del Gobierno, y por otro, el del sector privado", recalca.

 

 

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