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Fueron por no contar con licencia de conducir, permiso de circulación ni seguro obligatorio, entre otras. En tanto, hasta diciembre pasado, se habían realizado 20.373 fiscalizaciones, cursando más de 7 mil infracciones a nivel nacional. Además, se retiraron 1.255 vehículos de este tipo principalmente por no poseer la documentación respectiva.

De acuerdo a la Asociación Nacional de Importadores de Motocicletas (ANIM), la industria experimentó un aumento de un 95% en 2021, convirtiéndose en el mejor año desde que se tiene registro. Es así como acumuló 62.233 unidades vendidas, en contraste a las 31.888 de 2020 y a las 31.031 de 2019. Aún más, del total de motos comercializadas, el 90 por ciento correspondieron a modelos de calle, categoría que tuvo un alza de un 108% en comparación al período anterior. 

Desarrollo del mercado que también tiene su lado “negativo”, por cuanto también crecieron los accidentes relacionados a este tipo de vehículo. Sin ir más lejos, desde enero y hasta diciembre pasado, habían muerto 12 personas en la zona por siniestros viales. 

Debido a lo anterior, el Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones (MTT) quintuplicó las fiscalizaciones a los motoristas. En este sentido, no contar con licencia de conducir, permiso de circulación ni seguro obligatorio es la principal infracción detectada por sus inspectores en los controles efectuados hasta el último mes del año 2021. De esta manera, se llevaron a cabo 20.373 fiscalizaciones a motos en todo el país, cursando más de 7 mil infracciones. Al mismo tiempo, se retiraron 1.255 de estos vehículos primordialmente por no poseer la documentación correspondiente. Si se contrastan estos números con el 2019, curso similar en cuanto a condiciones de movilidad, los 4 mil controles derivaron en 1.300 infracciones y el retiro de 79 vehículos.

La jefa del programa de fiscalización del MTT, Paula Flores, afirmó que ante la tendencia al aumento en su comercialización, se reforzó la revisión a las condiciones técnicas y de seguridad en las que se están desplazando los conductores que de acuerdo a la normativa, deben manejar con licencia clase C y la documentación respectiva como todo tipo de vehículo. “Seguiremos reforzando este tipo de fiscalizaciones por su seguridad, como también de todos los usuarios de las vías”, complementó. 

Coordinación con Carabineros



Por su parte, en la Región de Coquimbo se realizaron 366 controles, los que arrojaron 87 infracciones.

Al respecto, el seremi de Transportes y Telecomunicaciones, Juan Fuentes, señaló que “conducir una motocicleta conlleva responsabilidades y destrezas que se demuestran en los exámenes para obtener licencia para conducirlas. Por lo que significa un riesgo importante para la seguridad vial, que existan conductores que no tengan esta licencia y que estén circulando por nuestras calles”. 

Es así como especificó que de los controles llevados a cabo por sus inspectores, hay una tasa de rechazo de casi el 24%, ya que no han cumplido con requisitos como la licencia o documentación para usar este tipo de vehículo.  

“Nuestros inspectores no están facultados para proceder al retiro de motocicletas, solo lo pueden hacer con vehículos informales que están prestando servicio de transporte público. Pero es una acción que podemos coordinar con Carabineros”, agregó el secretario regional ministerial. 

El impulso del delivery 



Para el ingeniero comercial y académico de la Universidad de La Serena (ULS), Orlando Robles, “la demanda de motos se ha vuelto mucho más atractiva en ciudades tan congestionadas como la conurbación. Y claro, está el boom para utilizarlas para negocio, ya que se han transformado en algo prácticamente muy conveniente para el delivery. Actividad que impulsó bastante su adquisición”. 

Por consiguiente, sostuvo que andar en dos ruedas es una oportunidad de emprendimiento para algunas personas con la masificación de las plataformas de entrega de comida a domicilio, pero para otros representa un ahorro de tiempo y dinero, sobretodo, con el precio que han alcanzado los combustibles. “No obstante, hay que considerar que con la compra de uno de estos vehículos motorizados vienen los implementos de seguridad, que son caros. Por ejemplo, un casco de una gama media, sale sobre los 200 mil pesos”, finalizó Robles. 

 

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