• Obsesión fatal
    Obsesión fatal
La muerte de Oriana Jofré estremeció esta semana a la opinión pública, especialmente porque su victimario fue un ex conviviente, que estaba haciendo todos los intentos por volver a tener una relación con ella

Bajé a Oriana (del vehículo) y la tomé en brazos… Tuve que abrir la reja y la arrastré a una pieza, ubicada afuera de la cocina”. Este relato, que aparece extraído de una novela de terror, no es más que parte de la confesión que hizo Rodrigo Rodríguez (33), detallando la secuencia que prosiguió a la muerte de su ex conviviente, Oriana Tatiana Jofré Rojas, de sólo 24 años. Una joven madre de una pequeña de 6, domiciliada en Coquimbo, que estudiaba Ingeniería en la Universidad Santo Tomás sede La Serena. Hasta que encontró su destino trágico en las manos de una persona que seguramente jamás había imaginado. La misma que una vez amó: Rodrigo.
En sus palabras, que fueron leídas por el fiscal Carlos Jiménez en la audiencia de formalización, el imputado describió crudamente cómo, una vez que estranguló a la muchacha en un mirador cercano a su domicilio, amparado por la oscuridad de la noche llevó el cuerpo a su casa y la envolvió en una frazada, siendo finalmente descubierto por su madre, que despertó para entrar a vivir en la realidad una pesadilla que no se experimenta ni en el peor de los sueños. “Ella tomó el teléfono y llamó a mi padre (que estaba en el norte) y a mi hermana (en Santiago)”, prosiguió Rodríguez. Sería finalmente su cuñado, quien desde la Región Metropolitana dio aviso del hecho a Carabineros: Había un cadáver al interior de una casa del pasaje Mar Negro, en la Villa San Bartolomé de La Serena.
Un poco antes de eso, todo era normal entre una pareja que, según los datos preliminares que se manejan en el plano afectivo, estaba tratando de restablecer su relación, aunque Rodríguez nunca dejó de llamarla como su polola. Sin embargo, en el relato de su madre que también se leyó en la audiencia realizada en la tarde del día de los hechos, ella indicó que reconoció el cuerpo como el de “Tamara”, recalcando que era la “ex polola” de su hijo. Lo cierto es que Oriana Tamara y Rodrigo habían convivido antes por el período de un año. Extraoficialmente habrían vuelto en marzo, aunque otras fuentes sostuvieron que la relación entre ambos “era intermitente”.
Un nuevo antecedente que se supo después del femicidio fue que Oriana había denunciado al hombre por acoso psicológico. Éste la habría estado llamando constantemente a su celular, aprovechando que antes trabajaba en una empresa telefónica de la zona. Sea como sea, lo concreto es que la muchacha nuevamente accedió a reunirse con el sujeto. Y eso fue justamente lo que pasó el martes por la noche, cuando ella salía de clases de la universidad. Rodrigo dijo que quería hablar y la mujer no tuvo problemas en subirlo a su vehículo. Eran cerca de las 21:45 horas. Oriana condujo hasta un servicentro, donde tomaron un café. Después pasaron a otro local a comprar pizza y una bebida. El tiempo avanzaba rápido. A las 00:30 horas, Rodríguez recibió una llamada de su madre, que estaba sola en casa. Le dijo que llegaría más tarde, sin entrar en detalles. En algún momento de la noche, el vehículo se estacionó en el mirador de avenida El Santo, a la altura del paradero 7 y medio de La Pampa.
Fue aquí donde de las supuestas caricias y besos que hubo en un primer momento, se pasó a las discusiones y una gresca, donde la joven madre sacó la peor parte. El hecho de que ella se negase a tener relaciones sexuales con él, junto con una confesión de que en realidad a ella le gustaba una mujer mayor, fueron las explicaciones que dio el imputado para fundamentar la pelea fuera del vehículo, sin ningún testigo presente. A eso se suma que Oriana habría tomado un cuchillo para amenazar a su ex conviviente, exigiéndole que la dejara tranquila. “¡Hasta cuando c… tengo que darte explicaciones!”, habrían sido las palabras que le gritó Jofré al trabajador, hiriéndolo en lo más profundo y destrozando las ilusiones que él tenía de volver a tener una relación formal con ella. Lo que vino después fue un forcejeo, presuntamente para quitarle el cuchillo, donde Rodrigo terminó tomándola del cuello, apretándoselo con la bufanda que llevaba puesta. En cosa de segundos, la muchacha cayó al suelo inerte, aunque su agresor pensó que solamente estaba desmayada.

La confesión
Rodríguez dio varias vueltas por el sector en el vehículo, con la joven inerte en su interior. Después de estacionarse en un pasaje cercano a su domicilio, a unos 100 metros, decidió mejor llevarla en brazos a su inmueble. Después que lo descubrió su madre y el grave asunto pasó a conocimiento de Carabineros, pasaron sólo minutos para que llegara a la casa personal policial de la Primera Comisaría. Allí el mismo homicida les abrió la puerta y en un primer momento negó que estuviese ocurriendo alguna situación extraña.
Sin embargo, los carabineros notaron que estaba bastante nervioso. Por lo mismo, ellos insistieron en que habían recibido una llamada, que daba cuenta de un hecho delicado. Ante esto, Rodrigo finalmente los autorizó a pasar, hallando los funcionarios el cuerpo sin vida de la joven, envuelto en la frazada. Por esta situación, el sujeto terminó reconociendo su autoría, contando que la mató en el vehículo que estaba estacionado cerca. Al imputado se le tomó detenido y posteriormente el fiscal de turno dispuso que el caso quedara en manos de la PDI.

Posibles penas
En el cuartel de la PDI, el inspector de la Brigada de Homicidios, Manuel Fuentes, confirmaba que la muerte había sido por estrangulamiento, utilizando para aquello la bufanda. Después de ser sacado de la unidad policial, por la tarde el detenido debió enfrentar la audiencia de formalización de cargos, en la primera sala del Juzgado de Garantía.
“Están pendientes diligencias, como análisis del sitio del suceso y las evidencias encontradas en el vehículo. Estamos a la espera de los resultados de los peritajes del Laboratorio de Criminalística de la PDI, Lacrim”, dijo el fiscal Carlos Jiménez, quien formalizó por homicidio simple al imputado, quien, por decisión de la magistrada Ana Marcela Alfaro, quedó en prisión preventiva por constituirse su libertad un peligro para la seguridad social. El tiempo de la investigación fue fijado en 60 días.
Las diligencias se orientan a establecer si hubo o no pelea entre ambos, así como el móvil de la discusión. La defensa de Rodríguez, representada en el abogado Juan Pablo Segovia, argumenta que el muchacho ha colaborado en el esclarecimiento de los hechos y no tiene antecedentes policiales. De todos modos, para el fiscal Carlos Jiménez “serán los jueces de fondo y el Tribunal Oral el que determine si concurre o no respecto del imputado alguna otra circunstancia atenuante, pero en la oportunidad la Fiscalía solicitó que la pena, independiente de la irreprochable conducta anterior del imputado, sea mínimo de 5 años y un día a 15 años”.

Con un psiquiatra
Pese a que los vecinos de la Villa San Bartolomé describieron a Rodrigo como un hombre tranquilo, luego empezaron a trascender algunas informaciones que daban cuenta de algunos problemas que tenía. Una fuente del mismo pasaje Mar Negro donde él vivía indicó que arrastraba una severa depresión, desde que una ex pareja se casó con otra persona. En tanto, también se supo que habría estado visitando a un psiquiatra, desde que perdió su empleo.
La directora regional del Servicio Nacional de la Mujer (Sernam), Francesca Figari, quien también es psicóloga, dijo que hablar sin analizar a la persona es caer en especulaciones, aunque reconoció que están en conocimiento de que Rodríguez habría estado visitando a un psiquiatra. “Pero no es un tema que pueda significar un antecedente tan trascendental o importante, como para catalogar un factor que pudiera generar algún tipo de inimputabilidad. Es demasiado prematuro poder establecer si hay algún componente psicológico detrás o algún trastorno patológico de la personalidad, porque no tengo claro cuál es el diagnóstico de la atención psiquiátrica o por qué asiste a uno”, explicó. A eso se puede sumar el estrés por haber perdido su trabajo.
“Lo único que se puede decir es que, independiente del cuadro o por qué se dieron las cosas, hay una base. Y esa es que hay una persona que establece una relación con una mujer, terminan, pero sigue insistiendo a través de una serie de acosos, por la información que han proporcionado personas conocidas”, argumentó. Sobre la supuesta confesión de que Oriana habría estado enamorada de una mujer, Figari señaló enfática que “aquí el tema de la homosexualidad, la orientación sexual o la connotación que se le quiera dar no tiene ningún tipo de trascendencia. Acá cuando una persona, dentro de los vínculos sanos y normales, le explica a otro que no quiere estar con él, sea por la razón que sea, no da el crédito o permite como ser humano a quitar la vida”.
 

 

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