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Lautaro Carmona
Rector lamentó que la estrategia de su contendor se sustentara en crear una “realidad ficticia que sólo confunde al mundo académico”. No obstante, dijo estar confiado en que se ratificará su triunfo tras la repetición de los comicios en la ULS.

Luego que la Junta Directiva de la Universidad de La Serena admitiera irregularidades en el proceso de votación y estableciera repetir la elección del rector, la actual autoridad, Nibaldo Avilés conversó con Diario El Día para desmitificar  una serie de conceptos  sobre su imagen que  se han construyendo en el último tiempo y admitir que su vida no se le iba en una rectoría: “No, porque soy un hombre feliz y agradecido”.

Apeló a su carrera meritocrática y de esfuerzo. Aseguró ser un hijo de la educación pública y apoyado por las becas. Es por ello que advierte que el sólo hecho que se le dieran las condiciones para desarrollarse y llegar a este cargo,  ya es suficiente y agradeció “a la vida a y Dios”.    

Avilés admitió que en buscar una nueva reelección no sólo está su interés de cerrar un ciclo, sino que también  el impulso  de un grupo de académicos. “Varias personas  me solicitaron continuar.  Eso me demuestra que hay que terminar un ciclo y que sólo está con algunos puntos pendientes”.

¿No tenía temor enfrentar un desgaste como ocurre también en la política y perder la reelección?

“El riesgo siempre está y uno tiene que estar consciente que las dos alternativas son válidas. Pero cuando hay que seguir atendiendo las demandas que han surgido en la universidad, uno se da cuenta que hay aspecto que se tienen que completar”.

¿Internamente en la ULS a quien tienen que seducir para lograr nuevamente la victoria o aumentar la votación?

“Cabe recordar que el ganador de la elección fui yo”.

Pero, también hay un 50 % que desea que usted no sea el rector…

“Sí, pero también hay un 50 más tres votos que desea que esté, pero la verdad es que ese no es un tema que me preocupa. El hecho que se repita una elección es una muy buena oportunidad para que haya una decisión más  concreta. Espero que sea a favor mío y ahora  puedo decir  con tranquilidad que ahora tengo el tiempo para trabajar”.

¿Su análisis es que la toma excesiva en la universidad le terminó por afectar y jugar en contra a su candidatura?

“Ese es un elemento, pero esto es más profundo que una toma. Desde el 2010 y 2011 en adelante aparecen los llamados movimientos sociales en Chile y en el mundo que buscan cambiar paradigmas que están muy arraigados en la sociedad y si uno analiza el fondo de esos temas, se da cuenta que son necesarios”.

¿Le complicó que durante la movilización de la ULS, se le tildara de débil y  que no enfrentó bien la toma, sobre todo cuando un sector pidió la fuerza pública?

“No, hay temas que son internos en la universidad y para conocer  la realidad de cómo se enfrentan estos movimientos hay que estar dentro y participar en la discusión entre los profesores y estudiantes. Pero, mirado externamente  hay quienes piden acciones ajenas al diálogo, no es una alternativa que nosotros como Universidad de La Serena tengamos. Incluso, hasta ahora las diferentes universidades ha privilegiado el diálogo. Todavía pareciera que hay un efecto muy fuerte  de lo que hemos vivido políticamente en nuestro país en que nuestras autoridades  tienen que actuar en forma autoritaria, como que aquí se ordena y se tiene que acabar.  En la Universidad hay una plena participación de los estamentos y amplias discusiones que le denominamos triestamentales”.

Sin embargo,  hay quienes cuestionan que justamente esta triestamentalidad  ha provocado retrocesos en la obtención de resultados…

“Ninguno, tenemos ocho años participando así y ha dado frutos muy buenos y positivos y eso es lo que nuestra sociedad y país quiere. Un modelo de mayor participación y más democrático”.

En una de las entrevistas de su contendor, Marco Corgini, él planteó que usted había ejercido  un liderazgo casi dictatorial, ¿cómo lo enfrenta?

“Eso tiene que ver con su estilo de campaña.  Su discurso es sólo críticas y  destrucción. Si uno escucha en términos concretos no hay propuesta, sino que sólo el destruir una obra que está a la vista. Hay indicadores claros que la universidad ha crecido y por ende tenemos un reconocimiento de las universidades y basta ir a la universidad para ver que es otra institución. El lenguaje construye realidades y él ha utilizado de sobremanera el lenguaje escrito. Manda todos los días comunicados de tal manera que fue transformando una realidad ficticia”.

Avilés lamentó que durante semanas no pudiera hacer campaña, luego que tuvo que liderar las conversaciones con los estudiantes que estuvieron movilizados durante meses y expresa que “él (Corgini), que le correspondía estar en esas conversaciones estuvo alejado. Mi campaña comenzó una vez finalizada la toma”.

¿Qué le molestará de usted al 50 % que no lo apoyó?

“Es difícil decir, más bien tiene que ver con el discurso propio del  adversario. Si me dicen ‘te voy a nombrar vicerrector’ y se lo ofrezco  a 5 o 10 personas, normalmente lo acepto”.

¿Eso es populismo?

“No sé cómo llamarlo, pero  también hubo ofrecimiento de contratación más allá de nuestra capacidad económica que lo permite, pero esas son estrategias que él usó y que creemos que generaron algún efecto, sin contar que hay un desconocimiento absoluto de lo que es la realidad económica de las universidades. Uno tiene que ser muy responsable. Yo podría haber salido con un discurso similar prometiendo muchas cosas, crecimiento, edificios, pero no es posible”.

En campaña se le sacó en cara el conflicto por la escuela Brillador y la deuda de la ULS con los profesores  jubilados, ¿considera que lo afectaron esos casos?

“La verdad es que no están en la duda. El tema de fondo es que el Departamento de Ingeniería de Minas posee una mina escuela y un sector que no utiliza decidió arrendarla para obtener beneficios para su departamento y obtener recursos para su propio laboratorio y hay un contrato que se hizo con la minera antes que yo asumiera y firmado por el rector anterior”.

En su momento, se indicó que hubo irregularidades graves y recursos no aclarados…

“Si hablan de irregularidades, debió ser de quienes ejecutaban el proyecto, pero en ese caso, hasta el momento no hay nada oficial si fueron efectivas las acusaciones, eso está en proceso todavía. La universidad se hace en base a los departamentos y todo lo que ocurra es responsabilidad de los departamentos”.

Sin embargo, los problemas le rebotan al rector de turno…

“Es la cabeza, pero eso ocurre en toda institución, se puede decir que no está claro y entiendo que no están finalizando los procesos, pero no han llegado temas complejos para el departamento”.

¿En  el caso de los docentes, hubo un error en las desvinculaciones?

“La verdad  es que eso está judicializado”.

¿No es que tengan que pagar los 1.500 millones de pesos como se quiere aparecer?

“Está todo judicializado, aquí hay un tema que raya en lo ético. Utilizar temas en la campaña que son delicados y doloroso porque están involucrados personas y familias. Lo que  pasa es que ellos se jubilaron y por ley dejan de ser funcionarios y cuando se informa a la Contraloría, ésta ordena a la universidad que no deben seguir y hay una etapa de judicialización y confiamos en la justicia. La Corte Suprema estableció que la Contraloría había actuado en derecho y lo que ordenó a la universidad estaba apegado a la ley, porque son dos causas distintas. Pero, ese es un tema que no quiero utilizarlo por respeto a las personas”.

¿Le complicó que el proceso se viera  enturbiado por irregularidades en el padrón de votantes, sobre todo cuando envió un mensaje como ganador de los comicios?

“Mi mensaje fue bastante criterioso y no más que eso. Creo ser muy criterioso por mi formación. Estudié en Japón, por lo tanto siento el respeto hacia las personas. Pero no me extrañó el actuar del profesor Corgini en relación a esto, porque él es reconocido dentro de la universidad de que todo lo que lo relacione tiene que ser revisado jurídicamente hasta el último detalle”.

Sinceramente, ¿pensó que sería tan reñida la elección, sobre todo cuando hubo un sector que lo daba por ganador ampliamente?

“Uno siempre hace proyecciones  y como todo, a veces andan bien o mal. Tal vez esperaba un  poco más, pero él igualmente esperaba el triunfo. Hay que fijarse que salí electo del 2011 en adelante con movimientos sociales”.

¿Cómo lo hace para revertir el resultado y mantener el triunfo?

“Tengo dos semanas más para promover mi programa. La estrategia es pedir algunos departamentos ir a conversar y mostrar cual es el programa, pero no es más que eso. Aquí no hay pancartas que es muy distinto a lo que emplea el señor Corgini”.

En un momento quedó en el ambiente que sólo su contrincante impugnó la elección, pero después la opinión pública conoció que usted también lo había hecho…

“Ese es un tema clave que pido que se aclare porque está la sensación de que en la universidad existe un caos o que se hacen cosas totalmente ilegales. Pero la ULS se rige por normativas muy claras y precisas y tenemos organismos contralores detrás nuestro, uno es la Contraloría General de la República y una contraloría interna. El proceso se hizo conforme a la Ley y la Junta directiva ordenó la elección, se formó una junta electoral, la confección del padrón tiene varias etapas, se depura y llega a un padrón que ha sido revisado por las listas y eso también lo hizo Corgini. Lo más curioso y eso llama mucho la atención es que cuando termina la elección y resulta perdedor señala que hay irregularidades y que la más importante es que profesores hora que no estaban con contrato al momento de la votación y que había existido algo extraño”.

¿Y ese manejo se lo vinculan a su candidatura?

“Claro, pero ahí viene un aspecto muy delicado al soslayar eso, porque ahí ya se estaría criticando a la honorable Junta Directiva y la Junta Electoral que son personas de alto prestigio. Pero él (Corgini) sabía antes de la elección de que los contratos no estaban vigentes, eso es delicadísimo. Por lo tanto después de la elección tirar eso, cuando pudo haberlo dicho antes de la elección y se pudo hacer en otro momento y eso está comprobado. El señor Corgini sabía que los contratos no estaban vigentes ante de la elección y eso sí que es delicado”.

¿Se ha puesto en el escenario negativo que pierda la elección?

“Uno siempre tiene que ponerse (en ese a momento), porque  hay que pensar que todos somos aves de paso, todos tenemos un ciclo y en el caso de las rectorías son las personas las que deciden. Por lo que uno tiene que saber que si es así (derrota), el camino cambia y uno tiene que dedicarse a otra cosa. En mi caso soy académico y vuelvo a mis clases, pero espero que eso no ocurra”.

¿Se arrepiente de haber postulado a la reelección?

“No, porque es un proceso eleccionario donde en este momento está en un 50 % y es interesante que se decida”.

¿No habla por los medios?

“Se hace, pero en la justa medida. Pero, si a uno le dicen que hay que hacer un desalojo, lo que hay que hacer es aclarar que es importante el diálogo que es la forma de enfrentar estos temas”.

¿Decidió muy tarde hablar en medio de la movilización en la ULS?

“Lo que pasa es que nosotros enfrentamos la movilización en forma muy conjunta porque normalmente los temas que plantean los estudiantes dicen relación con profesores y con temas económicos y donde tenemos que evaluar. Por lo que todo eso puede afectar la orgánica  o la parte económica de la Universidad y ahí el rector no tiene atribuciones para tomar decisiones para acceder o negar”.

¿Desconfía de los medios?

“No, tengo muy buena relación con los medios”.

¿Con estos extensos paros, no le preocupa la calidad de estudiantes que se está sacando al mundo laboral?

“No, en absoluto, la calidad no está de por medio, porque se hace hasta la última clase y se toma hasta la última prueba. Lo único que  hay es un desplazamiento que tiene efectos para todo”.

¿Cambiará la estrategia en la recta final de la campaña para asegurar los votos?

“La estrategia es mostrar lo que uno ha hecho. Ver las diferencias de gestión  y quien es propenso al diálogo”.

¿Cuál es el tema que marcó su sello?

“Uno es darle estabilidad laboral a los académicos y eso es un tema de larga data. Muchos académicos han permanecido en una situación contractual a contrata que dura hasta el 31 de diciembre. Cada año tiene que ver quién es el director de departamento de turno para ver si continúa. Pero, hoy día hay académicos que tienen 10, 15 o 20 años en esa condición. Y la asociación de académicos lo tomó como hace 4 años y formuló un proyecto que permite que a través de una reestructuración puedan pasar a la planta en propiedad. Ese es un proyecto aprobado por la Junta Directiva, pero eso lo ha puesto en duda en señor Corgini”.

En su caso, ¿no caerá en ese estilo?

“Es que es la forma de ser que uno tiene de la formación. Siempre actuar en respeto. La universidad es una institución muy seria y la imagen es la calidad de nuestros egresados”. 

¿De dónde surge la idea que es usted distante y frío?

“Es difícil hacer una definición como esa. Llevo conversando en forma continua con las federaciones y centros de estudiantes. Hay una relación muy cercana, a  veces no compartimos su forma de plantear las cosas, pero terminamos compartiendo el fondo. Más bien invito a que pregunten en los departamentos a cómo es él, lo que conozco, no hace reuniones de departamentos. Todo es observado desde el punto de vista normativo y legal. Cada uno tiene su estilo”.

Pero usted no cambiará su estilo…

“La mejor prueba es que tenemos un consejo académico de cerca de 35 personas y que por estatuto debiésemos ser 10  a 12, pero tenemos invitados permanentes a las 4 asociaciones gremiales, la federación de estudiantes y algunos consejeros adicionales”.

 

 

 

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