La navidad solidaria de Los Patiperros

El Huala se robo la película durante toda la noche . Se lo bailó todo y demostró la importancia de estar entre amigos. En un rincón también encontramos a la señora María Carmona. No se considera una persona de situación de calle, pero admite que tras la muerte de su esposo quedó sola. Vive en el sector El Olivar y si bien destaca que tiene un hijo reconoce que no cuenta para nada con el. Agradece la oportunidad de participar en esta fiesta de navidad. “Me siento sola”, confidenció a diario El Día, mientras recibe con humildad un trozo de torta. El escenario es el interior del gimnasio del liceo Gabriela Mistral donde la agrupación de voluntarios Los Patiperros desarrolló nuevamente una cena navideña para un grupo  de personas en situación  de calle de La Serena.

En un momento de la jornada llegó el Seremi de Desarrollo Social, Juan Pablo Flores  social quién valoró la actividad de la agrupación.  No solo se dio el tiempo de compartir la cena, sino que también para conocer sus historias, sobre todo cuando en las últimas semanas estuvieron en el centro del debate tras la muerte de dos personas en el interior de una mediagua que se ubica en el interior  de un inmueble del ex ferrocarril en el sector Las Compañías.

VIDA BAJO EL PUENTE

Durante la jornada se nos acercó José Segundo Morales (57).  Se ve feliz. De entrada agradece la preocupación por darle dignidad a personas que la mayoría de las veces son cuestionadas y miradas a menos  por su aspecto. Actualmente está viviendo en el interior de un tubo en el sector del Puente Zorilla. Reconoce que eso no está bien, pero asegura que por ahora es lo único que encontró para pasar la noche, aunque reconoce que en una primera etapa fue acogido por el Hogar de Cristo de  La Serena. "Agradezco está oportunidad porque nos dan un plato de comida con mucho cariño”, nos enfatiza.

Su familia vive en Tierras Blancas, pero él mismo asegura que, “mientras no me molesten, yo no la molesto. Cuando murió mi viejita me quitaron la casa y chao, pero no me arrepiento de haber salido, estoy acostumbrado. Mi familia (tiene tres hijos), viven su vida y yo vivo la mía ”, insiste.

En todo caso con melancolía admite que le gustaría tener un futuro diferente. “Si Dios me  ayuda, quisiera salir”. De hecho, le hace empeño. Por las tardes se le puede ver en calle Cienfuegos en La Serena colaborando con la línea de  colectivos de Tierras Blancas.  “Ahí me gano unas monedas para (hacen un además de llevarse una copa a la boca), una cañita (risas)". 

DÍA DIFERENTE

Mientras cenan de fondo se escucha la música de artistas elegidos para la ocasión. Algunos asistentes no pierden el tiempo y sacan a bailar a integrantes del voluntariado.   Están provisto de  una personalidad abismante.

El Seremi Juan Pablo Flores destaca el esfuerzo de los organizadores y cree que este tipo de iniciativas debiera ser imitadas por otras instituciones.

La presidenta de la agrupación, Isabel Guerra Aguilera no tiene descanso. Se  le ve activa coordinando la actividad y preocupada de todos los detalles. En un momento se da un tiempo para destacar a diario El Día el objetivo de la iniciativa y qué mueve a los cerca de 12 integrantes de la agrupación.  Destaca que la actividad la vienen organizando hace meses, sobre todo en  la búsqueda de colaboraciones donde las redes sociales han resultado clave. Hugo Baeza se enteró por esta vía y  en su negocio recibió donaciones.  “Es una labor muy loable y que se debe  ayudar”, resalta cuando pasada las 21: 00 horas del viernes 21 de diciembre se integra a la actividad a colaborar.

Isabel Guerra resalta que a los beneficiarios se  les había avisado en noviembre de la realización de la cena, “y muchos ya venían preguntando luego que esperan  esta actividad porque saben que se hace con cariño y en otros casos porque  el único plato que se comen durante el día”, puntualiza.

SEÑALES CONCRETAS

Pero este encuentro navideño no  es el único. La  presidenta destaca que  hasta el momento ya han colaborado en sacar de la calle  por lo menos a tres personas.  “Se conversa con ellos y en la ruta que hacemos no sólo le damos el pan o la sopa y el café, sino que conversamos y conocemos sus historias de vida. Por ejemplo, cuando un chico llega a caer por cirrosis se le visita en el hospital y se le lleva lo que necesita, al final se transforman en una familia para nosotros. En La Serena tenemos un registro de una 300 personas en situación de calle”.

Las rutas las concretan los día viernes o sábado. No oculta que las primeras veces se comportaban renuentes  a dejarse ayudar. Sin embargo, con orgullo destaca  que  actualmente conoce a la mayoría, “ellos también me identifican como la tía Isabel. Cuando viene la cena converso con ellos para que mantengan un orden, pero ellos son un siete”.