• PIE DE FOTO 1: Monseñor se da un tiempo durante la mañana de lunes para abordar diversas materias con diario El Día, sin eludir ningún tema.
  • PIE DE FOTO 2: Sentado en su despacho, monseñor prepara una serie de audiencias que tiene proyectadas para ese día. Sabe que la gente demanda de su palabra en momentos difíciles y procura darse el tiempo.
  • PIE DE FOTO 3: Ve con buenos ojos el que las víctimas se estén atreviendo a denunciar y que lo mismo esté pasando en La Serena con los afectados por Cox.
Crédito fotografía: 
Juan Carlos Pizarro A.
La autoridad eclesiástica no elude ningún tema. Ahonda en la crisis de la Iglesia producto de los casos de abuso sexual y encubrimiento, y admite que el volver a generar confianzas con la gente será una tarea ardua. Pero monseñor ve con buenos ojos este “destape” por parte de los afectados y está convencido que los responsables deben enfrentar a la justicia ordinaria, aunque hayan trascurridos muchos años desde los delitos, como está ocurriendo con el ex arzobispo de La Serena monseñor Francisco José Cox cuyas víctimas se están atreviendo a hablar tras más de dos décadas.

No fue fácil conseguir la entrevista. Por estos días cuesta encontrarlo con tiempo, y desde que volvió de Roma el pasado 17 de mayo donde estuvo con sus colegas obispos de todo Chile, reunido con el Papa Francisco, no ha parado en su labor pastoral. “Hay que seguir igual. El trabajo aquí no para nunca”, dice monseñor René Rebolledo, cuando ingresamos a su despacho en el segundo piso del edificio del Arzobispado de La Serena, que él lidera.

Intenta, por lo pronto, y “en la medida de lo posible”, abstraerse de lo que realizan los enviados papales Charles Scicluna y Jordi Bertomeu, principalmente en Osorno, donde la renuncia de Juan Barros, ex arzobispo de la diócesis ya fue aceptada, luego que fuese acusado como uno de los principales encubridores de Fernando Karadima, ex párroco de El Bosque, por reiterados abusos en contra de menores.

Sabe que en su Arquidiócesis, la tormenta también se ha desatado en los últimas semanas por la huella que dejó el ex arzobispo Francisco José Cox, pero está expectante a lo que suceda y con la fuerza y energía “que le ha entregado el Santo Padre”, para hacerle al conflicto que a estas alturas, ningún integrante del clero puede eludir.

-¿Cuesta abstraerse a todo lo que está pasando?

“No cabe duda alguna de que estamos en una crisis, que debemos enfrentar todos. El Papa apela al pueblo de Dios, donde estamos quienes somos bautizados. Tenemos una gran responsabilidad, tanto la gente como también los sacerdotes, los obispos y los diáconos permanentes. Cada uno desde su llamado en el pueblo de dios, debe hacer el aporte para salir de esta crisis, pero hay que afrontarla y sufrirla”.  

-Cuando estuvo en Roma con el Papa, ¿le dolieron los reproches del Santo Padre?, ¿Sintió que fue muy drástico con ustedes los obispos?

“Yo he conocido a los tres últimos papas y ante esa figura me he sentido como un hijo. Lo que él nos dijo (Francisco) fue fuerte, porque un padre te habla así. Yo sentí  eso, porque él va adelante en el camino de fe y nos señala el camino a nosotros. Sí, nos llamó la atención, sobre cómo estábamos haciendo las cosas, pero yo sentí que era lo necesario”.

-¿Todos se lo tomaron tan bien?

“Yo noté un buen espíritu de sintonía con el Papa, por parte de todos los Obispos. Y yo un poco más, porque fue Francisco quien me nombró en La Serena. Por eso sentí esta plena libertad de poner mi cargo a disposición, porque él me puso aquí”.

-¿Le dolió que algunos de sus colegas incurrieran en el encubrimiento a Karadima?

“Lo que más duele es que hay cosas que no hicimos bien. Pero hay que pensar que eran otros tiempos. Yo creo que si alguien no actuó bien, hay que tomar en cuenta que las circunstancias también eran otras”.

-¿Cree que el obispo Barros, se vio preso de las circunstancias y por eso no habló en su minuto?

“Yo no conozco a fondo la situación de Barros, de la Parroquia del Bosque, de Karadima y de los sacerdotes que él formó. No podría decir una palabra de ellos. A Juan barros lo conocí en la Conferencia episcopal cuando él ya era obispo”.

ACCIÓN “EN BLOQUE”

-Cuando todos los obispos renunciaron, hubo quienes pensaron que lo hacían para protegerse unos con otros. Por lo normalizados que, eventualmente, podrían haber estado los abusos en la Iglesia. Usted, en su carrera sacerdotal, ¿ha presenciado algún hecho de esta naturaleza?

“Obviamente que yo como obispo sé de situaciones que son delicadas, pero uno tiene que guardar la confidencialidad”.

-Pero ¿las situaciones que nombra ya están siendo investigadas?

“Si claro, me  refiero a situaciones que ya están siendo investigadas. Pero son cosas reservadas, que la gente te pide que no comentes, y no necesariamente tienen que ver con casos de abuso sexual”.

-Pero me refiero a los casos de abuso sexual, en particular…

“No en ese caso, al menos acá en la zona yo no he tenido esas situaciones relacionadas con sacerdotes. Sí ha venido gente que ha pasado por estas cosas en comunidades no religiosas y que confían en el obispo. Ello, muchas veces, te insisto, piden la confidencialidad”.

RECUPERAR LA FE DE LA GENTE

-¿Cómo se recuperan las confianzas?

“Creo que ese es un trabajo perentorio. Y lo tenemos que hacer escuchando a las personas, sus verdades, lo que nos traen. Dialogando y cumpliendo lo que es esencial en la Iglesia. Aquí en el Arquidiócesis de La Serena hay un sinfín actividades donde podemos estar al lado de los que más necesitan. Por ejemplo, cuando salió mi antecesor, Manuel Donoso, me pidió quedarse en la labor pastoral carcelaria donde apoya, vista a los reos, y también me ha pedido estar en la Casa de La Esperanza. Con esas cosas creo que nos vamos acercando”.

-No siente que, al contrario de lo que usted postula, ¿se han ido encerrando? Me refiero a los altos mandos del clero, que se ven más distantes…

“Yo creo que no, porque esta diócesis es un muy amplia, y siempre hay alguno de nosotros en actividades con la comunidad, y nuestros sacerdotes está con la gente”.

-Me refiero a las altas cúpulas, cómo usted…  

“No, no. Yo creo que estamos en lo mismo. No somos gente de oficina”.

-¿Y qué opinión tiene de las más altas cúpulas como los cardenales Ezzati y Errázuriz que son sindicados como los que encubrieron abusos?

“Tengo una buena opinión de ellos. Pero esta relación que se hace de los medios en relación al padre Karadima yo no la conozco, yo toda mi formación la hice en el sur. A más de 1000 kilómetros, entonces ni siquiera sé cuál es el ámbito de la Parroquia del Bosque en Santiago, entonces soy de los menos indicados para opinar”.

EL CASO COX

-En este viaje al Vaticano, ¿se habló del tema Cox?

“No se habló de ningún caso en particular, analizamos la situación de la Iglesia Chilena en general, fuimos a algo mucho más amplio, que era el abuso  de poder, el abuso de conciencia y el abuso sexual”.

-Lo de Cox le ha llegado de rebote. ¿Sabía lo que había pasado con él en La Serena cuando asumió?

“Sí. Tenía un conocimiento muy, pero muy global”.

-¿Y cómo toma ahora que incluso exista una víctima, Hernán Godoy, que quiera denunciar a la justicia ordinaria?

“Creo que están en su derecho, y si hay alguna persona que quiere venir a hablar conmigo de abusos cometidos por Cox, yo lo voy a recibir, y lo voy a escuchar”.

-¿Y su postura respecto de sacar el nombre de Francisco José Cox de la placa que está en la catedral?

“Lo que pasa es que no se trata de una placa laudatoria, que homenajea a estas personas, o que hace una descripción de ellos. Sólo dice que estuvieron en la arquidiócesis, y eso nadie lo puede negar. Es como que usted es periodista de diario El Día y está aquí ahora, estos son hechos concretos”.

-Pero si alguien le manifiesta que es ofensivo para las víctimas. ¿Su posición no cambia en nada?

“Yo pienso que en ese caso hay que sacar toda la placa. Porque si borramos el nombre estaríamos negando un hecho histórico, de que él fue obispo acá”.

-Sin embargo, si saca toda la placa estaría perjudicando a los obispos que hicieron bien la pega y que merecen ser recordados….

“Pero si en la placa no hay ninguna alusión a eso. No hay ningún calificativo para los obispos, sólo dicen los nombres. Yo entiendo que si acompañando el nombre de Cox hubiesen calificativos positivos hacia su persona alguien se podría sentir herido, pero este no es el caso”.

-Usted aludía también a que como Arzobispado, no tenían la potestad para hacer ningún tipo de cambios…

“Así es, porque la Ley de Monumentos Nacionales, no nos faculta para realizar modificaciones. Es algo que en su momento ellos van a tener que resolver”.

-También en relación a Cox, ¿Queda la sensación de que la iglesia lo sigue protegiendo, manteniéndolo en Alemania, sin que enfrente ningún cargo. ¿Esto no va en desmedro de las reparaciones morales que ustedes como iglesia quieren hacer con las víctimas?

“Mire, yo creo que cada persona que ha sido vulnerada tiene sus derechos y son derechos civiles y los bautizados tienen su derecho en la iglesia. Entonces, efectivamente hoy tenemos que hacer todo lo posible por acercarnos al dolor de las personas y eso tiene un campo muy amplio. Nosotros estamos empeñados en eso”.

-¿Está de acuerdo con que las víctimas se acerquen a la justicia ordinaria, y que estos delitos no prescriban?

“Yo creo que esa es la línea que debemos seguir, porque el daño que se le hace a esa persona puede ir en desmedro de él en las diferentes etapas de la vida”. 4601iR

 EL CELIBATO SACERDOTAL EN DISCUSIÓN 

-¿Cree que hay que terminar con el celibato en los sacerdotes?

“El celibato es un Don de Dios, y la persona que siente que tiene este Don es la que debe seguir con este paso, y el que no lo siente, simplemente no debe darlo. Yo fui director de un seminario y me tocó interactuar con muchos jóvenes que querían ser sacerdotes, y lo que teníamos que ver era la idoneidad de la persona. Nosotros tenemos el perfil de los sacerdotes que se requieren para este tiempo, entonces, si vemos que el sacerdote no cumple con este perfil, para qué le vamos a obligar”.

-¿Pero no cree que esto aleja a los jóvenes?

“Lo que pasa es que la iglesia no obliga, soy yo el que acepta. Porque el celibato no es una imposición, la iglesia debe confirmar que se tiene esta idoneidad y ahí el mismo joven es el que pide firmar este documento y jurar ser célibe”.

-Pero, ¿ha disminuido el número de aspirantes?

“Sí, sí ha disminuido, pero los que están se han mantenido más constantes. Si antes de 15 personas egresaban 3, hoy ingresan tres a los seminarios, pero son esos mismos 3 los que van a egresar”.

CRONOLOGÍA

25 de agosto de 1984

René Rebolledo es ordenado Sacerdote por el Obispo Vicario Apostólico de la Araucanía, Monseñor Sixto Parzinger Foidl

1990-2002

Se desempeña como educador y formador, y desde 1993 Rector del Seminario Mayor San Fidel.

1994- 2000

Es por dos períodos presidente de la Organización de Seminarios Chilenos (OSCHI) y también miembro de la directiva de la Organización Latinoamericana de Seminarios (OSLAM).

8 de mayo de 2004.

El papa Juan Pablo II lo nombró Obispo de Osorno.

14 de diciembre de 2013

El Santo Padre Francisco lo nombra Arzobispo de La Serena.

 

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