• El maíz es, junto al trigo y a otros cereales, uno de los alimentos básicos de toda la Humanidad ya que permite la generación de alimentos accesibles en términos económicos. Foto: Internet
Estudio analizó más de 4.000 variedades autóctonas de maíz de las Américas y se caracterizó su ADN, utilizando los últimos avances en genómica.

Científicos identificaron genes del maíz que influyen en la adaptación climática de la planta, la temporada de crecimiento y la época de florecimiento, lo que puede servir para ayudar a los cultivos a adaptarse al cambio climático, informó el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (Cimmyt).

“El estudio identificó 100 genes, entre los 40.000 que componen el genoma del maíz, que influyen en la adaptación a la latitud, la altitud, la temporada de crecimiento y el punto en el que las plantas de maíz florecen en el campo”, detalló un estudio publicado en la revista Nature Genetics.

Según el estudio, los científicos lograron desbloquear “secretos evolutivos” de las variedades locales del maíz, revelando “más sobre la base genética del tiempo de floración y cómo el maíz se adapta a ambientes variables”.

“El descubrimiento abre oportunidades para explorar y utilizar la diversidad de razas terrestres para ayudar a los criadores a adaptar los cultivos al cambio climático y otros desafíos emergentes”, agrega el escrito.

Se analizaron más de 4.000 variedades autóctonas de maíz de las Américas y se caracterizó su ADN, utilizando los últimos avances en genómica.
Para tal fin, los investigadores de la iniciativa MasAgro Biodiversidad (MAB)/Semillas de Descubrimiento (SeeD) desarrollaron “una estrategia experimental

única para estudiar y aprender más sobre los genes subyacentes a la adaptación del maíz”.

“Durante el próximo siglo, los patrones climáticos cada vez más erráticos y los cambios ambientales proyectados como resultado del cambio climático significan que los cultivos como el maíz necesitarán adaptarse a un ritmo sin precedentes para mantener una producción estable a nivel mundial”, advirtió el boletín.

Para la investigadora del proyecto y experta en genética molecular, Sarah Hearne, la investigación “ofrece un modelo de cómo podemos evaluar rápidamente los recursos genéticos de una especie de cultivo muy variable como el maíz, e identificar, en variedades locales, los elementos del genoma del maíz que pueden beneficiar a los criadores y agricultores”.

El Cimmyt trabaja en varios países del mundo e investiga sobre el desarrollo y promoción de los sistemas de maíz y de trigo para hacerlos más productivos y sostenibles.

 

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