Canasta familiar básica ha sufrido un aumento de un 4,6% respecto al año pasado

Expertos en materia económica ya lo vienen advirtiendo: se está produciendo una suerte de “recalentamiento” de la economía, debido a las diversas inyecciones a la que ha sido sometida.

Esta situación, hasta cierto punto “artificial”, también ha tenido impactos en la canasta básica, un botón de lo que podría ser una creciente inflación, que se acerca al 5% y que podría incrementarse aún más, si es que finalmente se aprueba y materializa el cuarto retiro de las AFP.

De acuerdo a estudios publicados por el portal especializado “América Retail”, Chile es uno de los pocos países donde el salario mínimo aumentó en un 9,8%, desde el 1 de septiembre de 2020. Pero, la canasta básica de alimentos ha ido en alza, ya que el valor es de 73.623 pesos, lo que equivale a un 4,6% más respecto del año pasado, y corresponde a un 27,9% del sueldo mínimo.

Bajo este escenario, una persona podría realizar los siguientes gastos. En un estimativo, de estos 73.623 pesos, el desglose sería más o menos así: $8.076 en leche, $6.932 en  verduras, $6.655 en frutas, $8.643 en pan, $31.902 en carne, $1.462 en arroz, $6.484 en queso y $3.463 en huevos.

Variación

Como dato adicional, en agosto de 2021 la inflación anual llegó a un 4,4%, lo que ha generado una variación de precios, según el IPC.

En general, esta variación, según los entendidos en la materia, se ha producido tanto por factores exógenos como internos, pues hay detalles tales como el precio del dólar, el mayor circulante, el Ingreso Familiar de Emergencia y los sucesivos retiros de los fondos de pensiones.

En esa línea, el economista de la Universidad de La Serena, Orlando Robles, en conversación con El Día, aseguró que “la inflación tiende a tener un gran número de factores que confluyen en torno a ella. En nuestro territorio, desde que se inició la pandemia a la fecha, existen algunos estímulos adicionales, como la oferta monetaria. Ésta ha aumentado producto de los estímulos por parte del Estado y los retiros del 10%”.

A su juicio, el que aumente el dinero disponible genera el incremento de la demanda, por tanto suben los precios de los bienes y servicios. “Si bien estas políticas han mantenido bastante a raya las tasas de desempleo, y se ha mantenido un crecimiento muy alto, llegando a un 18% durante el segundo trimestre de este año, muchas de estas situaciones se dieron de manera artificial. Anualmente, no habíamos crecido a más de un 3% anual durante la última década, por tanto este es bastante potente y se explica por el incremento del consumo por parte del mercado interno, por ejemplo en elementos de construcción,  porque hay un alta demanda y por otra parte hay escasez”.

Alimentos

En efecto, Robles acotó que si se tiene en cuenta el informe del IPC, una de las partidas que más ha sufrido ha sido el ítem alimentos, llegando a un alza cercana al 5%. “Si uno va al supermercado o a la panadería, los precios están más caros. También ha habido una racha al alza de los combustibles, pero afortunadamente gracias a la intervención del MEPCO (Mecanismo de Estabilización de Precios de los Combustibles) esto se pudo controlar oportunamente, ya que el transporte influye mucho en el alza del precio de los productos”.

En este sentido, otro aspecto clave es que toda esta coyuntura se junta con un año electoral. “La clase política de nuestro país nos está hipotecando, sin ningún asco. Poco le importa a esta clase política, que está en tratativas de un nuevo retiro de las AFP o la extensión del IFE, y por ende está más preocupada del 2021 que del 2022. Quien llegue al poder va a tener una difícil misión, ya que el país se ha endeudado y no va a poder extender mucho las políticas públicas, y el Estado se nutre con los impuestos de las empresas. Es una falsa realidad que el Estado puede sustentar todas las políticas sociales”.  

Presiones inflacionarias

Siguiendo esa base, el economista de la Universidad Católica del Norte, Marcelo Olivares, en conversación con diario El Día, indicó que “el aumento en los precios actual se puede atribuir principalmente a dos presiones inflacionarias de distinto origen. En primer lugar, está el exceso de gasto dado por el mayor consumo que se ha sucedido a partir de las ayudas estatales y los retiros de los fondos de pensiones, los cuales han generado una mayor liquidez, por tanto hay más dinero circulando. Esto genera mayores precios en la medida que la capacidad productiva o de importación se ajusta más lentamente, por lo cual se generan aumentos en los precios”.

Respecto de la canasta de productos básicos, el economista sostuvo que “efectivamente la inflación en base al IPC significa que la canasta de bienes y servicios que consume una familia chilena se encarece, lo cual afecta en mayor medida a aquellas familias de menores ingresos dado que estas destinan una mayor proporción de su ingreso a consumo”.

Por otra parte, Olivares argumentó que “si bien el exceso de gasto ha ido disminuyendo conforme se recupera la capacidad productiva, especialmente a partir del desconfinamiento de la población, podrían persistir problemas de inflación de aprobarse un cuarto retiro de las AFP”.

En otra línea, el economista apuntó al precio del dólar, que está relativamente alto.

“Esto  encarece los bienes importados que consumimos, los cuales son una parte importante del consumo, y entre ellos está el petróleo y los combustibles; de hecho la mayor alza del IPC proviene de la categoría transporte”, indicó.

Respecto de un eventual aumento de la tasa de interés, que busca propiciar el Banco Central “ éste debiera moderar tanto la presión sobre el gasto encareciendo el endeudamiento, así como también sobre el tipo de cambio dado que una mayor tasa tiende a apreciar la moneda nacional”.